Bien es verdad
que ningún gobierno es tan bueno como se había esperado que fuera, ni tan malo
como los más pesimistas advirtieron que sería.
¿Y el de
Sanchez-Iglesias?
Les tocó gobernar España
cuando la arrasó la epidemia más letal desde 1919 (la gripe española), en el
momento más inoportuno en los últimos años.
El gobierno socio-comunista de Sanchez y el Pablo
Iglesias de Podemos quedará marcado por su perversa gestión para minimizar los
daños de la epidemia.
La España de
Sanchez y Podemos es por ahora, cuando todavía sigue activo el coronavirus, el país
en el que la epidemia ha provocado el mayor número de muertes por habitantes,
con la posible excepción de Bélgica.
Ante ese dato, cualquier
otro es humo salido del incensario de los cómplices de Sanchez e Iglesias.
Exculpar y, todavía
peor, elogiar a socialistas y comunistas-podemitas en la gestión de
ésta crisis es complicidad con su cometido.
Los muertos españoles
por el coronavirus también habrían sufrido la misma suerte con cualquier otro
gobierno de signo diferente y hasta opuesto.
Pero murieron cuando
la gestión del Estado Español recaía en socialistas y criptocomunistas.