martes, 11 de septiembre de 2018

LA MANO QUE ALIMENTA AL PERRO


Dentro de 30 años, cuando de los que ahora lucimos calva solo quede un cráneo mondo y lirondo, a Pedro Sánchez se le podrá acusar hasta de haber matado a Abel, pero no de mentiroso.
Porque, por lo que dice la prensa que dijo hace un par de días el no-electo presidente democrático de ésta España que traga y sufre, aunque empezó gobernando de carambola, su gobierno durará 30 años.
¿Qué cómo va a durar tanto?
Deshaciendo en tres décadas todo lo que hizo el Generalísimo Franco en cuatro.
Pretende demostrar que destruir es tan necesario como destruir y mucho más cómodo.
(Le preguntó un anciano periodista, que en su infancia había sido franquista, por qué no se construía sin necesidad de destruir)
--Para que no se amontonen ni se confundan lo nuevo y lo viejo. Lo antiguo se hizo más despacito que lo nuevo y, por eso se le da injustamente más valor.
--“Y, además”, remato Sanchez, “como lo antiguo se hizo antes que lo moderno, ocuparon el mejor emplazamiento y dejaron el peor para lo moderno”.
--“Por eso”, concluyó el desenterrador de Franco y revolucionario de la democracia por gobernar sin  ganar elecciones, “para hacer algo hay que destruir primero”.
Como ejemplo de su revolucionaria praxis política, lo primero que hizo Sanchez fue cambiar a la gente que encontró en Television puesta por otros, por los que él ha colocado.
“Perro que come”—murmuró—ni muerde ni ladra al que le echa el mendrugo”.