martes, 10 de enero de 2017

IGUALDAD SOCIAL



En ésta España eternamente descontenta porque unos españoles no soportan que otros estén satisfechos, los satisfechos echan de vez en cuando las manos al gañote de los segundos  para que todos seamos iguales.
Son las socorridas guerras civiles, las únicas que tienen justificación lógica porque es tan natural llevarte mal con tu vecino más cercano que con un forastero lejano.
Otro argumento a favor de las guerras civiles y en contra de las internacionales es que, en las primeras, gana una parte de la población mientras que en las segundas toda la población pierde.
Ahora huele a chamusquina porque hay españoles que se empeñan en lograr lo imposible: la igualdad social de todos los españoles que, como individuos, son todos naturalmente diferentes unos de otros.
¿Y cómo se consigue esa ilusión descabellada?
Pues quitándole dinero al que tenga de más para dárselo al que tenga de menos.
Así que otras antiguas consideraciones como la laboriosidad, el talento, el comportamiento ético, la disposición a sacrificarse por los demás o la honestidad, pedestales sobre el que se colocaba antes el prestigio social, quedarán abolidos.
Ciudadano ejemplar, en el futuro, será el que se deje quitar más dinero para cedérselo al que menos tenga y, como colaborador necesario, el que menos dinero tenga y le dé oportunidad al que tenga más de dejárselo quitar para, así,  ganarse la consideración de la sociedad.