Previendo que se
acercaba el final de sus días, Timoteo echó cuentas de lo que había sido su
vida y llegó a una conclusión: “bonum certamen certavi cursum consumavi fidem
servavi”.
En el idioma que
se habla todavía en la mayor parte del territorio que por ahora sigue siendo
España, significa algo así como “he competido en una buena competición y he
llegado a la meta sin hacer trampas”.
Y es que en una
misma competición deportiva no todos los atletas que la disputen son como
Timoteo: los hay que ganan porque son más ràpidos y los que pierden porque sus
adversarios los zascandillean.
Por lo general,
ganan los tramposos.
Como ya se
adivina que va a pasar en España.
Y es que el
tramposo sorprende siempre a sus adversarios que se atienen a las reglas porque
escoge el momento de hacerlo y cómo hacerlo : zascandilleándolo o empujándolo.
Y el que se
atiene a las normas reacciona siempre tarde.
Como pasa desde
que empezó la disputa sobre la independencia de Cataluña.
Los
independentistas siempre se anticipan a los unionistas porque los partidarios
de la independencia, desde que empezó la disputa, deciden cómo y cuando actuar.
La iniciativa es
de ellos, lo que deja a sus adversarios como única respuesta, la de reaccionar.
El gobierno
español debería arrebatar la iniciativa a los separatistas.
Si lo hiciera,
Cataluña podría seguir formando parte de España.
Si no lo hace
ya, Cataluña será independiente de España.