jueves, 7 de marzo de 2019

FANTASMAS


Me contaba mi padre que, cuando era chico allá por los primeros años del siglo 20, mi pueblo era todavía un mundo mágico en el que los misterios lo eran porque a nadie le interesaba desvelarlos.
Había hasta fantasmas, unos seres míticos que solo proliferan en rincones penumbrosos de callejones apartados.
Tenían aquellos fantasmas, que sobrevivían porque el alumbrado público apenas penetraba las primeras capas de las tinieblas,  unos colaboradores indispensables como los demonios que, subordinados a Luzbel, le facilitan su tarea.
No hay noticia de que nunca nadie hubiera visto a ningún fantasma, no se sabe si porque esos seres misteriosos eran tan cuidadosos que nunca se dejaron ver o porque nadie se atreviera a decir que los había visto, por temor a represalias.
¿Por qué, entonces, si nadie confesó nunca haber visto a ningún fantasma todos en el pueblo estaban convencidos de su existencia?
Por el consenso unánime, que  sentencia que lo que todos creen que es, tiene que ser porque es imposible que no lo sea.
Convencidos todos de la existencia de fantasmas en aquellos añorados tiempos en los que la fantasía explicaba la inexplicable realidad, elucubrábase para qué servían los fantasmas y qué buscaban fastasmeando.
También en eso el consentimiento unánime explica el misterio;
Eran, se decía, amantes clandestinos que pretendían mantener en la clandestinidad sus amoríos, tanto para proteger la buena reputación de la amada como para escapar de la ira del pariente de la amante agradecidamente seducida.
Y eso, qué tiene que ver con éstos tiempos de democracia y de presidentes de gobierno que se van de rositas por mucho que aireen sus veleidades fronterizas con  el embutido conocido por chorizo?
Responde la prensa: “Palma de Rio instalará 65 cámaras de control de trafico conectadas por fibra  óptica” (El Día de Córdoba)
Adios al misterio, al carajo la imaginación. “The Big Brother is watching you”. El gran hermano te vigila y hasta se anticipa a lo que vayas a pensar porque te inspira el pensamiento correcto.

LISTAS DE ESPERA


“El hospital Reina Sofía llevó a cabo durante el pasado año 198 trasplantes de órganos (186 a personas adultas y 12 de ellos infantiles), del total de 931 que se efectuaron en Andalucía y que supusieron un nuevo récord de actividad trasplantadora para la región.
Por órganos, se registraron 82 trasplantes de riñón,49 de hígado, 20 de corazón, 41 de pulmón y 6 de páncreas, ha detallado el hospital. A estos trasplantes se sumaron 161 injertos de tejidos (88 de córnea y 73 de médula ósea).”   ( Diario Córdoba, 07-03-2019)
      ¿No será que la intervención quirúrgica para extirpar unas vulgares amígdalas prestigia menos  al cirujano y al centro en el que trabaja que transplantar de un tirón  corazon, pulmon, páncreas y hasta las orondas carrilleras del paciente?
    Alguna explicación debe darse a la inexplicable contradicción de que en un sistema sanitario capaz de realizar al paciente la intervención quirúrgica más complicada se eternice la espera para que sea atendido de la dolencia la más simple.
   Hay maliciosos que sugieren que, en un sistema publico de sanidad administrado por políticos, la eficacia se mide en votos y no en curas.
    Y que, por consiguiente, el enfermo es más el escaparate de la eficacia del político que el beneficiario de la habilidad y los conocimientos de un médico.