martes, 16 de julio de 2019

MONEDERO


Es bien sabido que hay veces en las que las cosas son como son y otras en las que no parecen lo que son o no son lo que parecen.
Me refiero a Juan Carlos Monedero uno de los más conspicuos podemitas que, como difusor de la buena nueva redentora de los oprimidos que la  tribu predica, arrebata por su gestualidad, el juego pícaro o angelical de sus ojos, la candorosa inocencia que simula.
---¿“Ese?”, silba a traves de sus colmillos venenosos la víbora de la maledicencia.         
--Si, ese, un intelectual de postin que podría ser martillo y prefiere ser yunque.
Total, a lo que vamos, que el tal Monedero engatusaba con su voz meliflua y su mirada esclava a la locutora que lo interrogaba para “prometerle” (“te prometo que te digo la verdad”, en lugar de “te garantizo que no me estoy quedando contigo”) que la milanesa es como los de Podemos dicen y no como los que no son de Podemos aseguran.
Y todo eso, ¿a qué viene?
--Pues a que los de Podemos se guirran por ser de los que mandan y serían capaces, si con eso pudieran conseguirlo, hasta de ponerse en filas en el Rio Jordan para que el San Juan Bautista de ahora, que es el jefe de los empresarios, les echara las agutas bautismales y los despachara con el correspondiente “ego te absolvo…”
--Y, después de eso, ¿qué?
--¿Qué de qué? Pues lo que tiene que ser, que a ver si vuelve el que se fue… porque ya esta bien de tocarse las pelotas…”