viernes, 28 de agosto de 2015

LA IZQUIERDA Y LA DERECHA

Los más atrevidos se confiesan “liberales” y, si una ráfaga de valentía los obnubilara, hasta admitirían declararse “conservadores”.
Liberal puede aplicarse tanto al que tolera que haya relaciones sexuales diferentes a las clásicas entre hombre y mujer como al que, aun sin compartirlas, admite interpretaciones éticas o morales no consideradas tradicionales.
Pero en España, y en lo que tenga que ver con la orientación ideológica de la práctica política, sigue vigente la nítida separación entre derechas e izquierdas como modos opuestos de la acción de gobierno.
Pues bien, en la España real, que es la que difunde la televisión—ágora moderna de confrontación ideológica—no hay constancia de que alguien se haya declarado de derechas, mientras que la mayoría de los que hablan se definen abiertamente como “de izquierdas”.
¿Qué tiene de bueno la ideología de izquierdas y qué de malo la de derechas para que tantos alardean de la primera y ninguno se atreva a identificarse con la segunda?
Simplificando lo que se percibe, parece que los españoles están convencidos de que la izquierda favorece a los pobres y la derecha a los ricos, que la derecha es militarista y la izquierda civilista y que, si la izquierda es laica la derecha es clerical.
El siglo recién pasado conoció el nacimiento, auge y desenlace de regímenes representativos de la izquierda, desaparecidos tras su confrontación armada y posteriormente comercial con los de la derecha.
Inició la guerra mundial el pacto entre la Alemania nazi y la Rusia comunista (ambas bajo regímenes de férreo control estatal contra ideologías discrepantes) para ocupar y repartirse países gobernados hasta entonces con sistemas multipartidarios.
La posterior alianza de la Rusia invadida por su antiguo aliado nazi duró poco más que la guerra. Con la paz, se reanudó el conflicto inevitable entre de ideologías opuestas:
La de Rusia, como la de la Alemania nazi, se cimentaba en el partido al que le corresponde estructurar al Estado para que los ciudadanos se integren en una sociedad sin clases ni discrepancias. Toda iniciativa política, social, económica o política la monopoliza el partido, que usa al Estado para imponerla y hacerla cumplir.
La inicial confrontación nazi-comunista y la posterior entre Rusia y sus estados comunistas contra los Estados Unidos y sus aliados de la posguerra fue una segunda parte del enfrentamiento original: regímenes sustentados en el principio de que el partido y el estado orientan al individuo, contra regímenes en los que el individuo es el fundamento del estado.
En los regímenes totalitarios nazifascistas o comunistas el estado educa, tutela, emplea, y alimenta al ciudadano. Desde su nacimiento hasta después de su muerte, la vida y hasta la memoria de la vida del individuo la marca la benevolencia del estado.
Si la supremacía del Estado sobre el individuo determina el carácter de los regímenes que podrían considerarse de izquierdas, los sistemas en los que el individuo determina sin intromisión estatal su relación con la sociedad serían considerados de derechas.
Mayor intromisión (leyes, impuestos, normas, subsidios, patrocinios estatales) son definitorios del carácter izquierdista del Estado.

Mayor libertad de opinión, movimientos, costumbres, contratación e iniciativa empresarial y menor intromisión estatal en las relaciones entre los ciudadanos definirían su carácter de derechas.

jueves, 27 de agosto de 2015

LA AGRESIÓN A INMACULADA

LA AGRESIÓN A INMACULADA

Si los rojos creyeran la falacia de que todos somos iguales en la que fundamentan su doctrina, millones de sus secuaces se habrían echado a las calles para condenar en agitadas manifestaciones la paliza a Inmaculada Sequí.
A Inmaculada, una mujer de 19 años con aspecto de niña, la tuvieron que internar sin sentido en un hospital para tratarla por las heridas y lesiones de los energúmenos que la agredieron al grito de ”fascista” cuando salía de su casa para ir a la universidad.
Si los agresores la hubieran atacado por “roja” y no por “fascista”, las comedidas condenas a la agresión habrían originado multitudinarias manifestaciones callejeras.
Y es que los rojos exigen que todos sean como ellos pero rechazan que ellos puedan ser como todos.
“Fascista” es el apelativo con que los rojos descalifican a los que no sean  comunistas, que ahora se identifican a sí mismos como “demócratas”.
Fascistas y comunistas no siempre fueron enemigos y, de hecho, fueron aliados desde Agosto de 1939 hasta Junio de 1941, los meses más cruciales de la Historia de la Humanidad en los pasados dos siglos.
El enfrentamiento que rompió esa alianza coyuntural entre el régimen comunista del ruso Stalin y el nazifascista del alemán Hitler era inevitable, no por sus discrepancias sino por sus coincidencias.
Rojos y nazis compartían el mismo objetivo ilimitado de conquistar naciones y pueblos, ambos fundaban sus regímenes en el sometimiento de la ley a las necesidades de sus políticas y los dos consideraban al ciudadano herramientas que se usan o desechan según convenga a la sociedad en construcción.
Entre esas dos maneras esencialmente idénticas de articular la sociedad, el comunismo ha demostrado que es más fuerte y dañino que el nazismo.
Para erradicar el nazismo bastó la derrota militar del país desde el que se difundía, pero el comunismo sigue contaminando a pesar de su desaparición en la URSS, China y los países de Europa Oriental.
Solo sobrevive oficialmente en Corea del Norte y Cuba pero el soterrado virus comunista todavía provoca erupciones esporádicas en el mundo.
Y el virus nazi-comunista que inocularon a la sociedad todavía sigue patente : de vez en cuando, como en el caso de la agresión a Inmaculada, se disfrazan con el mismo uniforme para castigar a los que se resisten a ser rufianes.


martes, 25 de agosto de 2015

EL MORDISCO EN LA OREJA



Cuenta mi agencia EFE que un pasajero de un tren  arrancó el lóbulo de la oreja de un mordisco a un interventor de Renfe que lo sorprendió viajando sin billete, allá por Barcelona.
¿”Y con los millones de desplazados por guerras, los millares de emigrantes que cada día se ahogan en el Mediterráneo y la sequía goleadora  del Real Madrid”--se extraña mi único lector—“¿tu agencia pierde el tiempo contando que un tío le da un bocado en la oreja a otro?
Su extrañeza revela su ignorancia. Toda tragedia colectiva es consecuencia de la desgracia individual que, al no ser corregida, se contagia progresivamente a toda la comunidad.
El mordisco del  pasajero supuestamente catalán al revisor de la “Red Española Nacional de Ferrocarriles Españoles” (RENFE) encubre la rebeldía de un pueblo contra la explotación a que se ve sometido por la administración y las empresas de una potencia ocupante, en éste caso España.
Puede que algún día, cuando se aluda al desentendimiento entre el gobierno regional de Cataluña y el del resto de España, el largo episodio se conozca como “el conflicto del mordisco”.
   Como pasó en 1801con el enfrentamiento de catorce días de duración entre España y Portugal que, por el ramo de naranjas que Manuel Godoy le mandó a su reina y amante María Luisa, se conoce como ”guerra de las naranjas”.

lunes, 24 de agosto de 2015

MUJERES Y HOMBRES Y VICEVERSA



Eso de que “los españoles son iguales ante la ley” parece muy bonito pero en realidad es de escaso provecho porque ¿cuántas veces a lo largo de su vida tiene que comparecer ante un juez un español normal?
La mayoría nunca.
Para beneficiarse de ese tan encomiado logro constitucional, el ciudadano tendría que matar a unos cuantos de sus semejantes, robar a otros tantos y mentarles la madre a los demás.
Demasiado trabajo para amortizar un derecho de tan poco provecho.
O los constitucionalistas del 78 avizoraban ya la sociedad de delincuentes a la que ha evolucionado la que estaban forjando para  ser regulada por la constitución que elaboraban, o desconocían la naturaleza humana.
La gente, más que quejarse por ser tratada peor que los privilegiados, aspira a gozar de los privilegios que les permiten que los traten mejor.
¿Qué debería haber establecido, pues, la Constitución?
a) que todos los españoles tengan la misma estatura.
b) que todos los españoles sean igual de simpáticos.
c) que todos bailen con la misma gracia el boogui-boogui.
d) que todos los españoles canten boleros con el mismo arrobo.
e) que todas las españolas queden igual de arrobadas al oir un bolero.
Y así, y no compareciendo ante un juez tan malencarado para unos y para otros, es como los españoles seríamos felices.
Y el colmo de la felicidad sería ganar el concurso “Mujeres y hombres y viceversa”

sábado, 22 de agosto de 2015

VIDA




VIDA
¿No hay niños que rien,
ni besos que vuelan
buscando unos labios
que besarlos quieran?
¿No hay anochecidas
tersas de impaciencia
porque no se asoma
la primera estrella?
¿Es que en este un mundo
de solo tristezas
corrupción, engaños,
niños que no nacen,
desgracias que alegran,
vivir una vida
merece la pena?




viernes, 21 de agosto de 2015

LA FUERZA DE LA PALABRA




Uno ha tenido la oportunidad de pisar las dunas iniciales de ese gran desierto en el que, los que se pierden, sueñan con la palmera solitaria bajo la que el agua de una fuente rumorosa regala el milagro de la vida.
Esa tópica imagen puede sintetizar la historia de la Humanidad, siempre inverosímilmente salvada cuando su exterminio parecía inexorable.
Y, salvo en el caso del colosal meteorito que al caer sobre Yucatán mató a los dinosaurios, fue el hombre el que amenazó su supervivencia y el compromiso posterior entre agresores y víctimas lo que la restableció.
Distingue al hombre su capacidad de controlar sus instintos y decidir si merece la pena ignorar el peligro que correrá por conseguir lo que ambiciona.
Si su audacia se convierte en temeridad las consecuencias escapan a su control para generar un conflicto con sus semejantes de intereses opuestos.
La disputa generada por intereses contradictorios forma parte de la Historia de la Humanidad tanto como el reacomodo de la convivencia entre los contendientes, posterior a la disputa.
Enfrentamientos entre naciones y pueblos resumen la Historia tanto como los términos de convivencia posteriormente acordados.
Tan determinante de las relaciones entre adversarios es el choque armado como la paz negociada, por lo que tanta importancia tiene la capacidad de destruir como la habilidad de negociar.
Si el hombre fuera solo un mamífero sería el más fuerte del grupo el que se impusiera al resto pero lo diferencia su capacidad de razonar para controlar los impulsos de su instinto.
Esa facultad de administrar sus reacciones determina la destreza del hombre para que la superioridad de su astucia tuerza en su favor el resultado desfavorable de su derrota por la fuerza.
La diferente habilidad del hombre para aprovechar su inteligencia determina el resultado de sus disputas con los su especie, y la victoria dialéctica que ponga fin al conflicto será del que mejor use la palabra.
Fuerza y armas, los recursos que el hombre emplea para imponer su voluntad, son insuficientes para consolidar su victoria si no la apuntala la razón que la justifique y la palabra que la explique.
El campo de batalla en el que crucen armas los contendientes y el resultado de ese enfrentamiento armado son episodios secundarios del conflicto en su conjunto.
La palabra, que es la herramienta con la que el hombre comunica lo que elabore su inteligencia, es el arma que decide el resultado final de los conflictos humanos.
Sirve para aunar alianzas con otros para convencerlos de que su enemigo es enemigo común, para lograr los términos más favorables en el acuerdo que ponga fin a la fase armada del conflicto y para preparar la revancha por la derrota, deslegitimando la victoria del adversario.
Es la palabra la herramienta bélica que enciende pasiones, justifica la violencia física para saciarlas y reaviva los ánimos para la revancha que restablezca el resultado de la derrota armada.
Con la palabra que el ágora contemporánea de las televisiones y los periódicos han sabido emplear con singular eficacia, los que perdieron una guerra la han ganado75 años después.
Lo demuestra que son los nombres de los perdedores de entonces (Dolores Ibarruri, Santiago Carrillo) los que han desplazado de los callejeros a los vencedores (Franco,Mola).

domingo, 16 de agosto de 2015

NI ESPAÑA SIN CATALUÑA NI CATALUÑA SIN ESPAÑA



Hay reivindicaciones del Condado de Barcelona que, en su tozudo engreimiento para pasar de la insignificancia que fue a la excelencia a que aspira, deberían concedérsele.
La contramedida más eficaz para la aburrida sarta de disparates con que un tonto puede atontar al prudente que lo escuche es aceptar lo que diga.
Que ningún español vuelva, por favor, a discutirle a los catalanes que Miguel de Cervantes es catalán.
Es más, el autor del Quijote nació en el Canigó, la montaña sagrada de los catalanes ante la que el cura, exorcista ,vidente y capellán-limosnero del Marqués de Comillas, Jacinto Verdaguer, se transfiguró en poeta.
Hay un argumento decisivo a favor del origen de Cervantes: ningún ser humano que no sea catalán puede ser tan pesado como para escribir un pestiño tan indigesto como el Quijote.
Lo mismo puede decirse de la reclamación catalana sobre el origen de Santa Teresa de Jesús, una especie de versión antigua de la moderna Pilar Róala que, como la santa experimentaba raptos místicos, es transportada a veces por arrobamientos incontrolados.
Lo de reivindicar como propios méritos ajenos es definitorio en el carácter catalán: alardean de laboriosidad aunque los que más trabajen sean los charnegos.
Reclaman como consustancial al carácter de Cataluña la iniciativa empresarial de los catalanes pero el exponente del éxito catalán en el mundo de los negocios nació en el pueblo sevillano de El Pedroso.
Es una relación cimentada en tantas contradicciones aparentes que más les valdría a Cataluña y España eternizarla. ¿A qué huésped más suculento que España podría parasitar Cataluña? ¿Qué parásito tan hiperactivo como Cataluña podría despertar la modorra española?
Y, si los catalanes no se quejaran de los españoles y los españoles de los catalanes, ¿a quien íbamos a culpar de la incapacidad de ambos pueblos para sacar sus países adelante?

sábado, 15 de agosto de 2015

LAS ESPAÑAS



La mejor manera de estrenar tablero es escribir sobre algo tan viejo como  España que de tan antigua podría pasar por eterna, si no incomodara a los españoles de izquierdas para los que solo es una argucia de los de derechas para esclavizar al pueblo.
Hay organizaciones internacionales que reconocen a España como a uno de sus miembros porque paga como socio único la cuota total que corresponde a todos los países a los que robó su identidad diferencial.
La historia reciente ha demostrado que situaciones idénticas han evolucionado para que cada pueblo disfrute de su aspiración legítima a ser lo que quieren ser y dejar de ser lo que otros se empeñaron en que fueran.
¿Por qué si los croatas y los serbios dejaron de ser yugoslavos para que los consideraran croatas y serbios, no pueden los andaluces dejar de ser españoles para ser andaluces?
Y ¿por qué tienen que ser obligatoriamente andaluces los jienenses o cordobeses, si son las dos únicas de las ocho provincias de Andalucía que no tienen salida al mar?
Los genéricamente conocidos por españoles, habitantes de un territorio diverso y desigual, son consecuencia indeseada de su permanente sometimiento a los intereses de la derecha, que los ha gobernado siempre, si se exceptúan los seis años y pico de la primera y segunda repúblicas.
Tiempo era ya de  que a los que viven en los diferentes paisajes de España sea la influencia telúrica y no ideológica la que determine sus vidas y costumbres.
Cuando los cordobeses dejemos de ser andaluces, españoles y europeos para ser lo que somos, a partir de noviembre y hasta febrero se pagará a todos los ciudadanos la estancia en las Canarias o el Caribes y, de Mayo a Septiembre, en las amables praderasy en los agrestes montes asturianos.
Y, desde esas distancias, añoraremos las heladas estepas y los calcinados cortijos de nuestra idealizada Córdoba.