Si para
valorarlo se tuviera en cuenta el apoyo electoral recibido, Pedro Sanchez podría
considerarse un presidente de gobierno solvente.
¿Y si el
baremo para juzgarlo fuera lo que a sus gobernados españoles les va a costar su
gobierno?.
Sería un
presidente de lujo, como esas maquinas rodantes que se compran los futbolistas
postineros y que tanto ponderan sus fans que se tienen que conformar con utilitarios de decimoséptima mano y
neumáticos rerecauchutados.
¿Y qué tiene
que ver Sánchez con los masseratis o los fiatpanda de octava mano?
Pues en que
a los españoles, sus compradores, nos cuesta lo que vale un fórmula uno y nos
servirá como una carretilla de mano, el renombrado carrillo arrempuja.
--Ande usté
ya….
--¿Qué ande?
Más que Emilio Zatopeck correría si no estuviera tan gordo.¿Pues no va el tio
y, en cuento los españoles cayeron en la trampa de elegirlo, se deja caer
anunciando que los ya expoliativos impuestos que cobra los va a aumentar en
100.000 millones para dentro de cuatro años?