miércoles, 23 de agosto de 2017

ALABANZAS A LOS MOSSOS



A los mozos de escuadra les corresponden las funciones de  investigar, prevenir y perseguir delitos,  que antes desempeñaban en Cataluña  la Guardia Civil y la Policía Nacional.
El atentado terrorista de Las Ramblas debería haberlo evitado el cuerpo de los Mossos, lo mismo que antecedentes previos como la explosión en el chalet de Alcanar, el origen y propósito del centenar de bombonas de butano allí encontradas y los restos humanos enterrados bajo los escombros.
Si lo hubieran hecho como estaban obligados a hacerlo y además hubieran tenido el conocimiento que deberían haber tenido de las reuniones que los futuros terroristas mantenían con su imán, la trama delictiva no habría tenido oportunidad de cometer sus delitos.
Nada de eso hicieron y, por eso, los terroristas pudieron delinquir y sembrar el terror en Cataluña.
Puede que si esas funciones las hubieran seguido desempeñando la guardia civil y la policía nacional, los terroristas también hubieran cometido sus crímenes.
Pero hace años que a las fuerzas nacionales de seguridad las relevó en ese cometido la policía autonómica catalana, los mossos d,esquadra.
Sorprende por eso que el gobierno independentista de Cataluña colme de elogios a su policía autonómica por su actuación en los sangrientos incidentes, indudablemente eficaz en la represión de los crímenes.
Pero silencia que esos delitos fueron posibles porque su policía autonómica no fue capaz de detectar y cumplir su obligación de investigar indicios evidentes de la trama terrorista.
Los mossos no se enteraron, o no consideraron relevante, la explosión con al menos dos muertos en la casa de Alcanar,  ni sospecharon del centenar de bombonas de butano que allí encontraron.
Tampoco parecieron enterarse del proceso de radicalización que el imán, posiblemente muerto en la explosión, había emprendido con los posteriores terroristas.
Los elogios del gobierno catalán a su policía autonómica seguramente eran merecidos por los mossos de esquadra, pero no por su investigación sobre las actividades criminales de los terroristas.
¿Premiará el gobierno de Puigdemont la labor de investigación y prevención de su policía autonómica sobre otros disidentes catalanes, no necesariamente terroristas?

martes, 22 de agosto de 2017

INFIRMÁTICA CONTRA AUTINOMIAS



Las administraciones públicas se justifican por apadrinar normas legales que permitan la convivencia de los ciudadanos, y garantizar su cumplimiento.
Si las leyes que emanan de las administraciones no cumplen satisfactoriamente ninguno de esos fines, los gobiernos que asumen la responsabilidad de que las leyes se cumplan estorban y no ayudan a la sociedad.
En esa coyuntura estructural se encuentra éste Estado Español desde que decidió fragmentar la función de dictar leyes y hacerlas cumplir entre administraciones con objetivos contradictorios.
Han dividido al Estado para vencer al Estado.
Y los que se benefician de esa fragmentación son tantos que es imposible rectificar por acuerdo de todos a los que favorece.
Cuando se aprobó aquella Constitución de 1978, hecha para callar la boca a todos los que la prensa prestaba oídos y servía de eco a sus ansias de notoriedad, pocos preveíamos la calamidad que a todos nos aguardaba.
Si todos los partidos políticos son malos, reduzcamos a dos las decenas de partidos que hoy alborotan el país para repartirse los despojos del cadáver: el que gobierne porque logró más que el adversario que, por haber tenido menos apoyo, ejerza de oposición.
Y, aprovechando los avances informáticos de ahora que en 1978 todavía no eran evidentes, con una sola administración basta para saber desde, por ejemplo Cádiz, lo que ocurre en Barcelona.
Si se aprovecharan los adelantos informáticos, sobrarían las autonomías.
El Gran Hermano de aquel Orwell de 1948 ya es real en 2017.

lunes, 21 de agosto de 2017

LA RUINDAD DE LA SARDÁ



No se deben confundir los medios con los fines: los primeros son la herramienta para conseguir los segundos.
Para el que no sepa la diferencia, o no le interese saberla, cualquier procedimiento que permita lograr lo que se ansia vale, si quien lo emplee cree que facilita lo que ansía.
No hay barreras éticas ni morales.
Por ejemplo, la utilización del sanguinario atentado de Las Ramblas barcelonesas como medio para conseguir la independencia de Cataluña.
Lo hizo ayer Rosa María Sardá, una cómica catalana que. terminó su comentario sobre el atentado en las Ramblas de su ciudad deseando “emancipación”.
¿Estaría abogando la cómica por la liberación del miedo y la sangre que causan en todo el mundo los terroristas musulmanes, como acababan de hacer en Barcelona?
¿O se referiría a la emancipación de Cataluña de España?
Demasiado ruin sería que utilizara la sangre derramada de sus conciudadanos para lograr una modificación administrativa que parte de sus conciudadanos desean.
No se puede ser tan miserable. Me niego a creer que, ni siquiera Rosa María Sardá, pueda ser tan desalmada.


domingo, 20 de agosto de 2017

MUSULMANES POBRES CONTRA CRISTIANOS RICOS



La policía busca a Abdelwaki es Satty como sospechoso de haber instigado e inspirado a los terroristas de Las Ramblas de Barcelona.
Era el imán, el guía religioso, de los terroristas.
Puede que muriera en la explosión del chalé de Alcanar en el que se encontraron alrededor de cien bombonas de butano que los terroristas planeaban utilizar en un gigantesco atentado.
Pero no se descarta que, tras participar en el atentado de Las Ramblas, Abdelwaki escapara.
Como imán de los terroristas abatidos en, y tras el atentado, su implicación directa o indirecta es, más que posible, probable.
El imán desempeña las funciones que en el catolicismo ejercen los sacerdotes: explicar lo que significan los textos del Corán, que equivale a lo que los textos sagrados y los evangelios significan para los cristianos.
Pero en el Islam, para ejercer la labor de imán, no se requiere que previamente haya sido preparado para poder desempeñar sus funciones de guía y consejero en seminarios o escuelas evangélicas.
Es Imán el creyente musulmán al que sus feligreses elijan como guía.
Le basta saber leer y que su interpretación del Corán se adecue a la que a sus feligreses les gustaría oír,
El imán dirige a sus seguidores gracias a que adivina y hace suyo el deseo de la mayoría de los que lo elevaron al imanato.
¿Qué versión del Corán se adecua a la de los creyentes españoles, precariamente instalados en viviendas inhóspitas de barrios deprimidos?
Para ellos, que contemplan la opulencia vecina desde su miseria, es una tentación irresistible relacionar su pobreza con la riqueza de los que, además de vecinos, son cristianos, a los que los educaron para tratarlos como a enemigos.
¿Qué los enseña su religión sobre el trato a los infieles cristianos?
¿A que los induce su instinto de pobres y musulmanes al contemplar la ofensiva riqueza de los cristianos y, por añadidura, ricos?
Como musulmanes, su religión los alienta a matar a los infieles que no lo son y, como pobres, las más radicales doctrinas sociales y políticas justifican y aconsejan que los que menos tengan son pobres porque los ricos les han lo que les corresponde.
La guerra de los creyentes musulmanes pobres contra los infieles cristianos ricos no es solo inevitable, sino obligatoria.


sábado, 19 de agosto de 2017

DE ENCUBRIDORES A DELATORES



Desde que se libran guerras, el apoyo que los combatientes reciban desde su retaguardia ha sido determinante para su victoria o su derrota.
Garantizar la comunicación entre las avanzadillas, el cuerpo de ejército y las zonas amigas desde las que partió el ataque inicial es la mejor garantía de victoria.
En ésta guerra que ha declarado el Islam a los que merecen morir por no acatar los preceptos de su creencia, el papel de la retaguardia atacante es más determinan te que nunca.
El ataque contra el enemigo cristiano no se inicia en territorios lejanos, sino en el corazón mismo del país que ha de sufrir el ataque.
Los agresores instalaron en las grandes ciudades de los países enemigos concentraciones de ciudadanos leales, que están sirviendo de retaguardia segura para los que les toque el papel de golpear con violencia al adversario.
Los terroristas islámicos parten de territorio controlado por ellos, aunque dentro de espacios nominalmente enemigos, para matar a los que se merecen ser matados por no aceptar su religión.
No es posible derrotar a los terroristas musulmanes mientras controlen los barrios en los que se concentran para urdir atentados y regresar después al amparo de sus vecinos, que por simpatía o miedo los encubren.
Para poner fin al terrorismo islamista hay que transformar en terreno hostil el ambiente amistoso del que parten para matar y al que regresan después de haber matado.
El silencio cómplice de sus vecinos y conocidos se convertiría en cooperación contra el terrorismo islámico si se expulsara a unos centenares de sus vecinos musulmanes, por cada atentado terrorista cometido por sus correligionarios.
Se conseguiría convertir en delatores interesados a los que, hasta ahora, por miedo o afinidad religiosa, encubren a los terroristas.
Es ésta una guerra de hecho del Islam contra los no musulmanes.
Una guerra en la que, para los terroristas, no existen los escrúpulos morales, que se autoimponen las víctimas.
Para equilibrar las condiciones del enfrentamiento, estaría justificado que los agredidos utilizaran todos los recursos a su disposición, como hacen los agresores.
Que las hasta ahora víctimas no renuncien a ser victimarios.
Eso, o que los cristianos que quieran  evitar que los musulmanes los victimicen, se apresuren a proclamar que no hay más Dios que Dios.

jueves, 17 de agosto de 2017

DEJARSE MATAR



Es ésta una guerra que, como todas las que la antecedieron, se libra para imponerse al enemigo si es necesario eliminándolo.
Otras guerras, diferentes a la que han desencadenado los musulmanes contra los que profesen una religión distinta, podrían terminar sin necesidad de eliminar a todos los enemigos.
Pero en ésta solo salvarían sus vidas los que renunciaran a sus creencias y adoptaran como propias las creencias de sus enemigos musulmanes.
Como en todos los enfrentamientos bélicos, los combatientes se identifican por el uniforme que vistan los oponentes.
En ésta guerra, sin embargo, el uniforme diferencial no son las prendas de los adversarios sino la manera en la que cumplan los preceptos de sus religiones.
A unos, su religión los exhorta a matar a todos los que no crean lo que ellos creen  y, a los otros, a morir mansamente por su fe.
Ni siquiera aceptan que los musulmanes que matan a los que no lo son lo hagan por motivos religiosos, sino como reacción por injusticias de los cristianos contra los musulmanes.
Los que encauzan la furia asesina contra los cristianos solo tienen responsabilidad por sus actos ante el dios que, como idea tan intangible e invisible como lo es un concepto abstracto, ni siquiera puede singularizarlo la menta del hombre.
Una guerra planteada en esos términos tiene un desenlace previsible.
¿Y si, en vez de pelear ésta guerra en territorios habitados por cristianos, los dirigentes políticos cristianos decidieran llevar soldados para que los combates se libren territorio musulmán?
Sin la menor sombra de duda, si a la capacidad tecnológica y militar de los cristianos se añadiera la voluntad política de sus gobernantes para hacerlo, esta gierra ni siquiera habría empezado.
¿Por qué los que, por sus cargos, no envían tropas allí. en lugar de retenerlas aquí?
Porque cien compatriotas muertos lejos los privaría de más votos que miles dejándose matar a domicilio.

martes, 15 de agosto de 2017

CONJURA SINDICAL



Como hoy toca escribir de aeroplanos, nada mejor que citar a Winston Churchill, aquel tío de puro en boca que ni para hablar le estorbaba, porque hablaba de todo.
”Nunca tantos debieron tanto a tan pocos”, se le ocurrió decir como elogio a los pilotos militares ingleses que combatieron contra sus colegas alemanes en las batallas sobre el Canal de la Mancha, en la segunda guerra mundial.
Hasta ahora puede que, aunque exagerada, la afirmación de Churchill fuera aceptable.
Pero dejó de serlo desde que solo 20 guardias civiles, con su sola presencia, restablecieron el orden en el desorden que había provocado la huelga de 200 securatas que impidieron subir a sus aviones a millones de pasajeros con derecho a volar, porque para eso habían pagado.
Si todos somos iguales como dicen, ¿por qué 200 ciudadanos pueden más que unos pocos de millones de sus conciudadanos?
Porque los securatas en huelga estaban sindicados y los millones de perjudicados por el derecho a la huelga de los securatas, no.
Y, ¿eso de los sindicatos, qué es?
Pues como la Mafia, pero al contrario.
Porque los delincuentes sindicatos que en las películas se dedican a forrarse extorsionando al personal, por lo menos se peleaban con los de familias competidoras por sumar a sus protegidos los protegidos de familias ajenas.
Pero, ¿quién ha visto a los sindicatos españoles pelearse entre ellos para quitarles clientela a los de su competencia?
Y es que todos estos sindicatos viven del cuento de que defienden a los trabajadores en abstracto, no a los trabajadores que les paguen una cuota fijada de antemano en concreto.
¿Sería lógico que los sindicatos compitieran entre ellos para quitarle clientes a los sindicatos de la competencia?
Si fueran lo que deberían ser, el adversario comercial de Comisiones Obreras debería ser UGT y el de UGT Comisiones Obreras.
¿Cómo podría entenderse que, un suponer, Mercadona cooperara con El Dia en vez de luchar para robarle los clientes que ambos se disputan?
Se pensaría, con razón, que los supuestos competidores por la misma clientela, si no compiten es porque estarían ambos compinchados contra el cliente.
Pues cada vez que vean a los jefes de Comisiones Obreras y UGT cogiditos de la mano en las manifestaciones, piensen mal: el trabajador, cliente potencial de ambos, está jodido.