Ya es tarde
porque parece que ya esta designado el que, representando a España, va a cantar
(se dice que en inglés) en el festival ese de la eurovisión, ¿ o será “Urovisión”
por aquellos toros prehistóricos que, más que romper, destrozaban plazas?
El fracaso de éste
año está garantizado por las experiencias de los anteriores representantes,
cuyo mayor logro fué que no los apedrearan.
Fracaso de esos
cantaores es, fue y será fracaso de
España que, a los que la amamos, nos duele como un desengaño personal.
Por eso, a los
pocos hombres lúcidos con que los dioses dotaron a ésta idiotizada España, nos corresponde
acudir en auxilio de la Patria.
Asumido que es
inevitable la envidia y el odio que Europa nos profesa por haber entorpecido la
difusión de la herejía protestante, dejemos de pensar en Europa para
preocuparnos de nosotros mismos.
Con la
convicción de que lo que es bueno para España no es bueno para Europa y de que
lo que es bueno para Europa es malo para España, aprovechemos los próximos
festivales de eurovisión en provecho propio y perjuicio de los europeos.
Así, las
comunidades autónomas, cada una de ellas síntesis de las pocas virtudes y los
muchos vicios de la totalidad de España, se rotarán por orden alfabético en la
representación del arte escénico y musical del conjunto del pais.
Es lo que se
llamaría sinécdoque: la representación de la totalidad por una de las partes incluidas en el todo.
Un suponer: el
primer año, el que viene, como la primera de las comunidades por orden
alfabético sería Andalucía, a Susana Diaz, que es de Triana y manda en
Andalucía, le correspondería organizar, en representación de toda España, a los
que vayan al Festival de la Eurovisión.
Como es
natural, iría una bailaora vieja y metida en carnes que sacudiría torpemente la
deshilachada falda y pisotearía el suelo, mientras un mocito juncal y cañí
jipara a gritos, acompañado a la guitarra por un ennegrecido calvo malencarado.
La “mise en
scene” se reduciria a una enorme sábana que en su dia fue blanca, con un descomunal
reloj redondo y sin agujas pata marcar las horas y los minutos, que
representaría la inmovilidad del tiempo, simbolizando la inmutabilidad de
España.
Quedaría en tan
mal lugar, o peor, que el fulano que va
a cantar en inglés este año, pero en vez de cabrearnos, nos jartaríamos
de reir.
Y si los
espectadores apredrean a los andaluces-españoles, que se traigan para España
las piedras que les tiren, que es una manera de ampliar las fronteras de España
que los separatistas españoles se empeñan en reducir.
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