La luz de la farola
que hay en tu calle
como luna se enciende
si al balcón sales.
Y el clavel escarlata
de tu ventana
palidece de envidia
al ver tu cara.
Como el sol señorea
el firmamento
si te veo distingo
donde está el cielo.
Y cuando no te veo,
por más que miro,
hasta al ciego más ciego
su vista envidio.
(Seguidillas)
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