Una veleidosa argucia del azar fue la culpable de que la historia del territorio comprendido entre Andorra y Gibraltar conocido como España haya sido una Historia plagada de enfrentamientos fratricidas, guerras y lágrimas.
Porque la hermosa y trágica Historia de España hubiera sido un ejemplo de concordia, fraternidad y armonía para toda la humanidad si uno de sus más ilustres hijos hubiera nacido veinte siglos antes.
El trasfondo de las contiendas civiles que con tanta pertinacia enfrentaron a unos españoles contra otros durante su agitada historia fue la discrepancia sobre lo qué es España y su misión en el mundo.
Ya en los albores de los tiempos, los nativos españoles se mataron entre ellos defendiendo la idea y el destino de España según los intereses de sus aliados romanos o cartagineses.
El Conde Don Julian y el Obispo Don Opas veían una España distinta de la que contemplaba su Rey Don Rodrigo, y por eso trajeron a los musulmanes, para que los librara del concepto visigodo imperante.
El zaragozano obispo Braulio ensalzó a San Isidoro como al rompeolas que se opuso a la marejada islámica y los Abderramanes, tan españoles como los condes cristianos de los que eran enemigos, creían que era islámico el destino de España.
¿Fue la razón de ser de España descubrir nuevos mundos, demostrar la redondez de la tierra y facilitar el acceso a la Vida Eterna a los paganos de Ultramar?
Hubo quien argumentó a sangre y fuego la esencia y la misión de España como defensora de la fe, contra luteranos, moriscos y judíos.
La mitad de los españoles defendieron, y la otra mitad se opusieron, a las ideas de la Ilustración, que flameaban en las bayonetas napoleónicas.
Tan españoles eran quienes dieron, como quienes quitaron vidas por una ley sucesoria a favor o en contra de Isabel segúnda.
El Glorioso Caudillo de la Cruzada cifró la misión de España en la derrota de la siniestra alianza comunista-capitalista-judeomasónica-liberal y, sus contrincantes, se erigieron en paladines de la derrota del fascismo-imperialismo-capitalismo.
Ha sido, pues, la de España, una trágica historia de discrepancias que los españoles se empecinaron machaconamente en dilucidar matándose unos a otros .
Tarde ha llegado la definición del ser y de la misión de España pero, al fín, llegó a principios de éste venturoso mes de Abril del año 2009.
Gracias al magisterio y la prudencia de uno de los españoles más ilustres, José Luis Rodríguez Zapatero, sabemos que la misión de España, su justificación como nación y su objetivo como pueblo es ayudar a Obama.
Su definición de la misión a la que los dioses han convocado a España augura una perpetua ventura para ésta tierra tan necesitada de sosiego. Corresponde a los españoles ayudar a Zapatero para que pueda ayudar a Obama, y se cumpla así el Destino de España..
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