martes, 29 de abril de 2014

“El ministro del Interior fue zarandeado e insultado en la calle en Barcelona: ¡“¡Eres un fascista!” (Titular de El Mundo) Que el ministro sufrió un agravio al ser zarandeado está claro. No lo está tanto que llamarlo fascista fuera un insulto porque, incluso, podría ser un elogio anacrónico. Así habría sido en las calles de la propia Barcelona si el incidente hubiera ocurrido recién terminada la guerra civil y no ahora. Y es que el insultador profesional debería escoger con el máximo cuidado sus insultos para que produzcan el efecto apetecido. Mentarle la madre a alguien es un insulto antes, ahora y siempre y tanto en Nueva Rosita (Coahuila) como en Peñaflor (Sevilla) Por eso, mentarle la madre a alguien se recomienda como el insulto máss eficaz. Pero la eficacia de incomodar a alguien llamándolo fascista o comunista, depende, ante todo, de que los fascistas o comunistas hayan perdido el poder o lo conserven, Se recomienda, pues, el máximo cuidado en la selección del insulto adecuado para cada persona. Si no se hace así, puede ser un insulto desaprovechado.

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