LOS DESPOJOS
Por el camino
que sale,
y a ninguna
parte llega,
cuatro
siquiatras borrachos
apuñalan a un
poeta.
Su sangre de
tinta empapa
polvo de
mierda reseca.
Unos buitres
carroñeros
su cadáver
sobrevuelan
y a picotazos
disputan
con qué despojo
se quedan.
El más astuto,
el que manda,
se reserva la
cabeza.
Otro escoge,
resignado,
el pitraco de
las piernas.
Al tercero le
han tocado
las ternillas indigestas
y al último el
corazón
tierno y
grande del poeta,
de sabor tan
raro y dulce
que al
tragarlo se envenena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario