Mal momento es
éste del largo y cálido verano que ya nos narcotiza para inventar una
preocupación que enajene a los españoles y los haga preocuparse de lo
importante, una vez se agote la de la formación de gobierno, que tan distraidos
nos ha tenido durante un año.
Descartado lo
del trabajo, que es al fin y al cabo solo un castigo divino contra la
insolencia humana, encontremos una preocupación lo suficintemente amenazadora
como para que la humanidad española no se aburra.
Como el
enemigo del bien es el demonio, debería dejar de matar ya moscas con el jopo, que es en lo que ha
estado entretenido mientras los españoles se lamentaban de no tener un gobierno
que pueda inventar leyes para fastidiarlos.
Pero no vale
la ocupación ritual en la que los españoles se entretienen en cuanto estrenan
gobierno: quejarse de lo mal que gobierna y desear que lo echen cuanto antes
para cambiarlo por otro peor.
Sugerencia:
Llegar a un consenso, si no unánime, por lo menos a un asenso ampliamente
mayoritario, sobre el empleo de la diéresis.
Tmbién podrían
echarse los españoles un referendum para
que los años se contaran no a parttir de la fecha del nacimiemnto de Cristo,
que además de imprecisa es algo demasiado antiguo, sino desde el 20 de
noviembre de 1975, el día sorprendente en que, con la muerte del Invicto, se
gestó la Democracia.
Aquí, eso está
claro, hay que hacer algo para que el personal se entretenga en algo provechoso
como, por ejemplo, la aplicación a Saturno de la teoría de Horbiguer sobre las
cinco lunas o el placer supremo de vivir sin hacer nada útil, lo que redundaría
en provercho de todos.
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