lunes, 2 de octubre de 2017

RAZON Y SENTIMIENTOS



Ni la fría distancia de su sapiencia académica impediría que lo que presenció lo conmoviera: los policías a los que sus uniformes disfrazaban de robots deshumanizados, golpeando a los que su atuendo diferenciado identificaba como a personas.
¿Se dio cuenta Rajoy de que esa imagen sería la que difundirían las televisiones en todo el mundo?
¿Cómo es posible que un académico tan brillante ignorara que son las imágenes las que conmueven a los pueblos?
¿Bastan los conocimientos adquiridos con el estudio para dirigir a la minoría de sabios teóricos, si su opinión vale tanto como la de los analfabetos ignorantes?
Debería Rajoy haber nacido tres siglos antes para aplicar los métodos del despotismo ilustrado, cuando mandaban por encargo  los que más sabían y obedecían los que sabían menos.
Un relativamente ignorante como Puigdemont, maestro en el arte de contentar a los que más manden para que lo obedezcan los que solo saben acatar órdenes, ha derrotado en la lucha por el poder a Rajoy, el más brillante de los estudiados.
Cuánto daría hoy Mariano Rajoy porque los telespectadores de todo el mundo se hubieran horrorizado viendo como los sayones independentistas molían a palos a los partidarios de la indisoluble unión de Cataluña y España…
Y es que, por mucho que haya aprendido en los libros, Rajoy ignora lo que Puigdemont sabe: que a los pueblos los mueven los sentimientos y no la razón.

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