sábado, 28 de diciembre de 2019

DICTOCRACIA-DEMODURA


“As time goes by”, ese lamento de la memorable Casablanca a la fugacidad del hoy y la perpetuidad del recuerdo, es aplicable a algo intangible y efímero como la cadena de mentiras fugaces que es la política.
   Porque esa obsesión enfermiza que es la democracia, en la que se han enfangado los españoles después de años de discutir asuntos trascendentales como eran el fútbol o los toros, será pasajera y evanescente niebla matutina.
   Pero, ¿y si no fuera así y los españoles estuvieran condenados a la pena de democracia perpetua?
    Sería una situación de castigo insoportable para un pueblo que, de su sublime menester de elevar su corazón a Dios para pedirle mercedes, pasaría a quejarse sin descanso de lo mal que gobierne el piernas de turno.
    Y a cifrar las menguantes esperanzas en que la misericordia divina premie los sufrimientos de los españoles con la más feroz de las dictaduras.
    Dictadura pero por elección democrática, ¿no?
   Si no hay otro remedio, que sea dictadura electiva.

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