Con este negocio del pin
parental que con su relativa astucia están manejando los socialistas, a uno le
ha venido a la memoria la anécdota de uno de los socialistas más reverenciados,
Fernando de los Rios.
Y es que el bueno de Don Fernando fue a
Rusia en 1919, para palpar , oler y saborear qué carajo era
aquella revolucio de la que tanto se hablaba.
Y, como nadie conoce mejor que el criminal
los motivos de su crimen, tuvo la oportunidad de preguntarle al propio Lenin cuando
restablecería la libertad que su partido había suprimido.
---¿Libertad para qué”,
cuenta la historia que le replicó Lenin.
Y es que, para los que dan preferencia a la
igualdad sobre la libertad, (como ocurre en todas las ideologías catalogadas
como de izquierdas, entre ellas naturalmente el franquismo, la falange o el nazismo)
sus peores enemigos son ácratas o anarquistas los que con más ardor luchan por
la libertad y contra la igualdad impuesta.
Si los ácratas o anarquistas fueran los
mayores representantes de lo que se conocer por derecha, habrían sido los más
perseguido por el comunismo.
--Así fue. Como lo prueba la saña y
persistencia con la que fué` acosado Trotsky, al que un catalán se lo cargo
por orden de Stalin, rompiéndole el cráneo con un piolet, esa especie de martillo puntiagudo que los
escaladores utilizan para perforar rocas.
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