He visto (por internet,
naturalmente) una demostración práctica de la libertad de expresión de que gozan
en democracia los parlamentarios electos y en el ejercicio de la misión que sus
votantes les encomendaron.
Fue en Barcelona y en
el Parlamento catalán, donde la democracia de los separatistas se
impone a todas las ideas que no coinciden con la suya.
¿Que qué paso?
Pues que, para no
seguir escuchando el discurso que estaba pronunciando una parlamentaria de
Ciudadanos, y que a la presidencia separatista no le hacía gracia, el
presidente puso fin al discurso suspendiendo la sesión.
-- ¿Y qué pasó?
--Pues que algunos
de las oposiciones a los separatistas protestaron diciendo que había que ver..
--Pues tanto se pasaron de rosca el presidente como los que afearon
al presidente lo que había hecho.
--¿Y que deberían haber
hecho los de la oposición, si se puede saber?
--Pues, lo lógico es que hubieran murmurado “oy,
oy”
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