A uno, que es curioso
por oficio y por naturaleza, le interesa saberlo todo, aunque solo sea porque le gustaría no ignorar nada.
Así que, espoleado por
la controversia que ha provocado la ministra Celaa sobre si la tutela de los
hijos corresponde a sus padres o al Estado, se ha puesto a indagar.
Hay que admitir que
con poco éxito porque lo más que de la ministra ha averiguado es que tiene dos
hijas, pero sus edades sus aspectos y sus circunstancias vitales, amorosas,
intelectuales o deportivas estan protegidas tan celosamente como los sacerdotes
guardaban lo que les habían confesado sus penitentes.
Asi que, si tutelados
por el estado son los hijos de los demás,, también deberían serlo las hijas de
la ministra, que aumenta sus patrimonios gracias a la opípara paga del estado.
--“O todos moros, o
todos cristianos”, que se citaba como ejemplo de la equidad deseada, cuando uno
era inocente y puro como un Farias.
Y que la ministra, para bien de la
humanidad española en cuya intimidad se entromete, siga aumentando el
patrimonio para que, cuando llegue el lejano día en que ella falte, lo disfruten
sus hijas
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