miércoles, 19 de febrero de 2020

GUERRA Y PAZ


Tan irresistible es la tentación de creer que el mundo en el que vivimos está en nuestras manos como la de resignarnos a que un poder superior decide lo que somos y tenemos, y hasta lo que serán y decidirán nuestros descendientes.
   A los que propagan lo primero se les conoce por progresistas. A los segundos, por conservadores.
  Cuando se agudizan y exacerban esas maneras opuestas de entender la vida, la guerra civil es inevitable y la paz que le ponga fin durará tanto como los vencidos se sientan capaces de vencer en un nuevo conflicto.
    Esa es la historia de España, un país que perdió todas las guerras que libró contra no españoles y que solo ganó en las que los vencidos eran compatriotas.
   Si lo apartemente inevitable no se evita y la secuencia que ha marcado la historia hace que suenen, todavía no nítidamente, los claros clarines que preludien el trueno de los armas, ¿Qué pasará?
   Pues que, después de un tiempo en el que las armas de las dos mitades de españoles hablen por ellos, se sobrevendrá una paz que dure hasta la siguiente guerra civil.
    
  

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