sábado, 22 de febrero de 2020

LA IGUALDAD CONVENIENTE


    Los que dirigen los partidos de la conocida por derecha ignoran lo que los llamados de izquierdas practican con éxito: que solo las promesas imposibles de cumplir ilusionan a los votantes.
   ¿Hay mayor absurdo que el de que todas las personas son iguales, a sabiendas de que es la unicidad lo que define al individuo?
   Y es que socialistas y otros que es eso lo que propugnan saben que son pocos los que se conforman con seguir siendo lo que son y se empeñan en emparejarse a los que son y tienen más que ellos.
    ¿Mienten entonces deliberadamente los llamados partidos de izquierdas?
   Si decir a alguien lo que está deseando oir es mentir, es por lo menos una mentira piadosa.
   ¿Quién va a dar su voto al que lo incite a esforzarse más si quiere vivir mejor?
    Es mucho más cómodo esperar que el gobierno le quite parte de lo que tienen a los que tienen más, para repartirlo entre los que tienen menos.
   Y, a la hora de valorar los votos, valen lo mismo los del votante que tenga más que los del que tenga menos.

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