«Señores, ya no aguanto más. Voy a serles franco: ¡estoy
hasta los cojones de todos nosotros!».
Y así puso fin al
Consejo de Ministros, que se celebraba en el que era ministerio de Fomento en
la Glorieta de Atocha.
Hasta tiempo después nada se supo de Don Estanislao Figueras, último presidente de la primera república
española.
Asumieron que, para
diluir su cabreo, se había ido a su acostumbrado paseo
bajo los árboles del vecino Parque del Retiro.
Ni había sido así.
En lugar de haber torcido a la izquierda para llegar al parque, siguió al frente hasta
entrar en la Estacion ferrocarrilera de Atoche.
Lo siguiente que de
don Estanislao se supo fue que se había ido al Paris de la Francia.
¿Y por qué los otros
gobernantes de España no han hecho ni hacen lo que Don Estanislao hizo?
--Porque Don Estanislao,
aquel sencillo boticario de Figueras, era honrado.
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