Había gente en la
antigua Roma que fueron esclavos hasta que dejaron de serlo.
Eran los libertos.
Como los españoles
de ahora, muchos de los ya libertos seguían voluntariamente al servicio de su antiguo,
o de un nuevo amo, por la propia voluntad que les marcaba su propia
conveniencia.
Como éstos
españoles de ahora, esclavos durante el franquismo y libertos con esta cosa que
llaman democracia, pueden cambiar de amo para votar hasta al mayor enemigo de
su anterior amo.
Cambian, pues, de
amo pero siguen siendo esclavos.
El que en las
pasadas elecciones votó a “Podemos”, un suponer, en las próximas podría votar a
Vox.
Es una libertad
relativa porque se limita a facilitar el cambio de dependencia.
¿Y entonces, qué?
--Pues que con este
cambio de nombre del antiguo al nuevo modo de dependencia del que mande, hemos salido
perdiendo.
¿Perdiendo, por qué,
si es lo mismo?
--Porque por lo
menos Franco no nos engañaba haciéndonos creer que los obligados a obedecerlo éramos
los que mandábamos.
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