viernes, 11 de septiembre de 2020

SER O PARECER

 

   Añorados tiempos aquellos en los que Dafnis y Cloe retozaban inocentemente despelotados, sin miedo a que algún fotógrafo captara y vendiera sus explícitas imágenes a impúdicos envidiosos.

   Es lo que a un espectador lejano le ocurre cuando lee losa pormenores de las triquiñuelas que los políticos usan para ponerse las botas.

    Y, a la hora de indiscretas sinceridades, hablemos claro: ¿Es repulsa o envidia el sentimiento que predomina en los sótanos sde nuestra alma cuando enjuiciamos lo que seguramente hubiéramos hecho si hubiéramos tenido ocasión de hacer?

   Hablemos por experiencia propia y no ajena: A uno le entró el ansia por viajar a donde después viajó leyendo a mitad del siglo pasado los relatos y descripciones de la colección “Desde lejanas tierras”.

    ¿Qué para qué me sirvió viajar por los lugares sobre los que en la infancia había leído?

   Para comprobar que lo único real de las películas sobre el Salvaje Oeste es el paisaje.



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