Eran los augures
unos tunantes antiguos que vivían espléndidamente de pronosticar al cliente lo
que el cliente quería oir sobre su futuro.
--¿Cómo los
políticos de ahora?
--Casi tan
sinvergüenzas, pero no tanto.
Como para muestra
basta un botón, citemos a José Antonio Primo de Rivera, un fascista proscrito
desde que los contrarios sucedieron a sus partidarios.
--¿Y qué hicieron
los sucesores?
--Reemplazaron en
el ordeño de la ubre de la vaca. que es España a los que hasta entonces la
ordeñaban.
-- ¿Y España, que
dice?
--No deja de emitir
unos roncos sonidos conocidos por mugidos.
--Pero, ¿no rompe
de una patada la jeta del ordeñante para que deje de sobarle sus partes íntimas?
-- Ni mucho menos.
Por su pasividad parece que hasta le gusta que le toquen las tetas y le roben
la leche.
--Será que
sarna con gusto no pica.
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