miércoles, 18 de enero de 2017

FRIO Y CALOR



¿Hace más frio en invierno que calor en el verano?.
Esa es la pregunta que se hacen hoy los españoles, como variante a la que en el resto del año pasado se han venido haciendo sobre si el gobierno de entonces sería peor que el gobierno que lo reemplazara.
Ambas interrogantes dejan meridianamente claro que los españoles son, al fin y al cabo, personas tan normales como los yucatecos o los mesopotamios.
Y es que mesopotamios, yucatecos y españoles  dudan porque piensan, que es la facultad que los diferencia del resto de los animales vertebrados o invertebrados y que, gracias a que no piensan, están libres de dudas y hacen lo que los fuerzan a hacer sus instintos.
Así que las cavilaciones sobre el futuro de éste presente y las nostalgias del ya pasado son elucubraciones que para nada sirve ni a ninguna parte llevan.
Lo cierto y la verdad es que la televisión anuncia que se avecinan unos días de frío tan intensos que hasta el pensamiento se nos va a congelar.
Y esa es la esperanza que inspira el relativo optimismo con el que hay que afrontar el futuro: si el pensamiento se nos congela a los humanos nos elevará a la categoría zoológica superior, la de las marmotas o los osos que saben cómo pasar el frío: durmiendo en sus covachas.

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