Mensaje subliminal es, dicho de
frente y por derecho, toda expresión que además de lo textualmente escrito o
dicho, sugiere al que lo reciba un pensamiento generalmente malicioso.
Un suponer: El diario Publico,
ese periódico que tan cumplidamente llama al vino pan y al pan vino, encadena
tres noticias con los siguientes titulares:
--“Cinco datos que demuestran que
la desigualad ha aumentado en España pese a la recuperación”.
--“Ocho hombres tienen la misma
riqueza que la mitad de la población mundial”.
--“Ortega, su hija y Juan Roig
poseen la misma riqueza que el 30 por ciento de los españoles más pobres”.
Es una gradación de titulares que
inducen y conducen a los lectores a tres conclusiones inequívocas:
a) En el mundo hay una
desproporción escandalosa entre el número de ricos y el de pobres.
b) Tres españoles tienen tanto
dinero como quince millones de sus compatriotas.
c) Es un contradiós que requiere el
correctivo urgente para reequilibrar la igualdad con que nacen los seres
humanos.
No lo dice, pero como servidor
inspira su propia filosofía existencial en la filosofía política del Diario
Público, el mensaje es inequívoco: hay que quitarle a los que ganen más del
salario mínimo interprofesional para distribuirlo entre los que ganen menos de
ese salario.
¿Y qué estímulo para trabajar más
que los demás tendrán los que tienen más que los que trabajen menos, hayan
tenido más suerte o hayan destinado lo que tienen a reinvertirlo sabiamente para
que los beneficios aumenten?
Pues la satisfacción moral que
debería enorgullecer a todo ser humano por evitar tenerse que codear con los
que siguen tan desnuditos toda su vida como ellos nacieron y que se pervirtieron
ahorrando parte de lo que ganaron para aumentar su riqueza.
Si todos no podemos ser
igualmente felices, seamos todos igualmente desgraciados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario