martes, 17 de enero de 2017

SOBRE POBRES Y RICOS



Mensaje subliminal es, dicho de frente y por derecho, toda expresión que además de lo textualmente escrito o dicho, sugiere al que lo reciba un pensamiento generalmente malicioso.
Un suponer: El diario Publico, ese periódico que tan cumplidamente llama al vino pan y al pan vino, encadena tres noticias con los siguientes titulares:
--“Cinco datos que demuestran que la desigualad ha aumentado en España pese a la recuperación”.
--“Ocho hombres tienen la misma riqueza que la mitad de la población mundial”.
--“Ortega, su hija y Juan Roig poseen la misma riqueza que el 30 por ciento de los españoles más pobres”.
Es una gradación de titulares que inducen y conducen a los lectores a tres conclusiones inequívocas:
a) En el mundo hay una desproporción escandalosa entre el número de ricos y el de pobres.
b) Tres españoles tienen tanto dinero como quince millones de sus compatriotas.
c) Es un contradiós que requiere el correctivo urgente para reequilibrar la igualdad con que nacen los seres humanos.
No lo dice, pero como servidor inspira su propia filosofía existencial en la filosofía política del Diario Público, el mensaje es inequívoco: hay que quitarle a los que ganen más del salario mínimo interprofesional para distribuirlo entre los que ganen menos de ese salario.
¿Y qué estímulo para trabajar más que los demás tendrán los que tienen más que los que trabajen menos, hayan tenido más suerte o hayan destinado lo que tienen a reinvertirlo sabiamente para que los beneficios aumenten?
Pues la satisfacción moral que debería enorgullecer a todo ser humano por evitar tenerse que codear con los que siguen tan desnuditos toda su vida como ellos nacieron y que se pervirtieron ahorrando parte de lo que ganaron para aumentar su riqueza.
Si todos no podemos ser igualmente felices, seamos todos igualmente desgraciados.

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