domingo, 8 de febrero de 2009

COMO CONSERVAR EL EMPLEO







Para que un trabajador conserve el empleo que quiere un colega en paro, debería:
a) Cumplir tan bien sus obligaciones que el empresario se niegue a sustituirlo.
b) Adular y seducir con su simpatía al empresario.
c) Inventar y difundir chismes del rival para que no lo contraten.
Cualquiera de los tres métodos serviría al trabajador para conservar su empleo aunque el primero de ellos es, con diferencia el menos recomendable porque es el que mayor esfuerzo requiere.
Si la astucia y la bribonada son tan eficaces como la honestidad, ¿merece la pena ser honrado?
Una combinación del segundo y tercer métodos garantiza, según la experiencia ha demostrado, que el trabajador conserve su empleo mientras la empresa siga funcionando, aunque sea a trancas y barrancas.
Si el empresario es además ingenuo, enamoradizo y un tanto panoli será, como el cónyuge burlado, el último que se entere de que le han salido adornos en las sienes.
Para ilustrar lo que intenta sugerir la anterior parábola, veamos el caso de España.
El empresario español, que en este caso son los votantes, parece cada vez más satisfecho de lo bien que trabaja su empleado, el Partido Socialista que dirige el político con apellido de artesano de la lezna y la chaveta.
En los primeros cuatro años de su contrato estuvo a punto de desmantelar la fábrica, negoció con unos bandidos que se proponían fraccionarla, se peleó con el principal cliente, rechazó todos los avisos de dificultades en el mercado e ignoró los consejos de que ahorrara y limitara el derroche.
En un gesto todavía inexplicable, el empresario le extendió el contrato cuatro años más al trabajador, aunque hubiera sido el responsable de que la próspera fábrica que hasta hacía poco era la admiración y envidia de la competencia, pasara bajo su dirección a motivo de cachondeo.
¿Qué irracional impulso decide al empresario a prorrogar el contrato de su empleado, si es evidente que le miente y acabará llevándolo a la ruina?
Hay quien dice que, sin costumbre de decidir por sí mismo, el empresario padece ansias suicidas, debidas a hondos sentimientos de culpa por haber abjurado del que fundó la empresa.
Otros descartan ese argumento, aparentemente inspirado en las conclusiones de un psicólogo, naturalmente argentino, al que le consultaron el caso.
Parece que todo es más simple y que el encargado conserva el empleo gracias a la influencia de un amigo, que es una especie de guía espiritual del empresario, y que controla el grupo de propaganda política PRISA.
Se aduce a favor de esa teoría que, de los 18 asuntos tratados en su pagina de información general sobre España, el diario digital del domingo El Pais, portaestandarte de PRISA, 10—las de titulares con letras más llamativas-- se refieren a supuestos escándalos del Partido Popular, seis a asuntos diversos y solamente dos aluden a la crisis de la economía.
El titular a cinco de las seis columnas de la primera página de la edición impresa del mismo periódico alude al escándalo en el que implica al partido de la oposición.
El Partido Popular, por si no lo había dicho, es el trabajador en paro de la parábola que quiere el empleo que ahora tiene el partido del político con apellido de remendón.
El encargado actual, parece evidente, conservará su empleo mientras PRISA presione al empresario para que le renueve el contrato. Al aspirante le están aconsejando que se apunte al paro y, mientras le dure, haga algún curso de capacitacion para probar fortuna en otra profesión.

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