Aunque no sea original, este 23 de Febrero aniversario de aquél que ha pasado a la historia como “El Tejerazo”, es inevitable bautizarlo como “El Bermejazo”, el día en el que se ha anunciado la dimisión, que es el eclipse,de un político rutilante hasta hoy como Mariano Fernández Bermejo.
Si es cierto, como dicen, que hasta el otrora envidiado, por todopoderoso, Pedro Solbes, ha admitido su propia envidia porque el protagonista del Bermejazo ha pasado de ministro a ex, negro porvenir hay que augurar al gabinete que vicepreside Solbes.
El gobierno que preside el político con apellido de remendón, del que se ha escapado Bermejo y del que está deseando salir Solbes, tiene un futuro más negro que la sotana de un cura preconciliar.
Si, como parece inevitable, la incapacidad gubernamental para sortear la borrasca de la crisis que se negaban a admitir se encrespa, los votantes van a librarse a gorrazos como de las molestas avispas estivales del gobierno del que hasta hoy formaba parte Bermejo y del que, a su pesar forma parte todavía Solbes.
Mientras no se confirme, sigue siendo una maledicencia de la deslenguada oposición que el ministro dimitido se ha garantizado acomodo más placentero para sus quehaceres de futuro,como montero mayor del Reino.
Dicen los lenguaraces que exige que a las piezas venatorias se les implante un chip que, activado a distancia, deje en estado catatónico a venados, jabalíes y muflones durante tres segundos, tiempo suficiente para que el escopetero pueda dispararles con garantía de atinarles y dejarlas fritas.
Pura falacia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario