Porque la compartan, la opinión difundida por una docena de periódicos catalanes no la hace más certera que la de un solo individuo, la mía.
El de opinión es un derecho individual y su ejercicio en grupo demuestra la coincidencia de quienes la suscriben, no su justeza.
Así que tanto derecho tiene la pandilla de editorialistas a decir lo que piensan como yo a opinar sobre lo que dicen.
El escrito coral no me molesta.
Lo que me fastidia es que intenten venderme el burro cojo de su preocupación por el bienestar de España.
Si por conveniencia política inmediata ocultan que quieren independizarse de España, que no envenenen la relación de vecindad futura timando a los que todavía son sus compatriotas.
Cataluña, seguramente, conseguirá su independencia porque los que alborotan para lograrla demuestran más diligencia que quienes no la desean. Capador es el que más chifla, no el que chifle mejor,
Pero, cuando por fin se libren de la opresión española que padecen, los catalanes seguirán teniendo a los españoles por vecinos, porque España continuará sin ellos.
La actual es la misma España que abarcaba desde Finisterre a las islas Palau y sobrevivirá cuando otros territorios que ahora la integran se hayan desmembrado.
En el caso de Cataluña y las Provincias Vascongadas parece que le está costando convencerse de que, contra pueblos que se dejan arrastrar por dirigentes independentistas audaces, fracasan la fuerza y el soborno.
No es a los españoles de fuera de las Vascongadas o de Cataluña a los que corresponde oponerse al ansia independentista de sus dirigentes, sino a los que en esos territorios no quieran la independencia.
Si no lo hacen, les corresponderá por su pasividad el mérito y la responsabilidad de la inevitable independencia.
Mejor independientes de España que españoles a disgusto porque tan malo es encizañar la convivencia de una familia de la que no se quiere formar parte como obligar a que forme parte de esa familia a quiera no quiera ser parte de ella.
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