Uno de los prejuicios contra el matrimonio entre individuos de rango social dispar es la tentación del contrayente de jerarquía superior a imponerse al de relevancia subordinada.
La historia demuestra que no siempre es así porque, a veces, la Cenicienta guía al Príncipe.
Son frecuentes los matrimonios morganáticos entre la Prensa y el Poder Político. El del Grupo Prisa y José Luis Rodríguez Zapatero es uno de los casos en los que mentor y pupilo cambian sus cometidos.
En el noticiero de las diez de la mañana del lunes, la primera y más destacada información para la cadena SER fue el temporal de lluvias en Canarias y, después, la indiscreta leperada de Esperanza Aguirre a un correligionario.
La controversia sobre el plan gubernamental de retrasar la edad de jubilación no la mencionó siquiera el noticiero.
Respetable es el criterio profesional de los periodistas de la SER al considerar que no interesaba a sus oyentes aunque, para sus colegas de Radio Nacional, la cadena cuyos directivos nombra el Gobierno, había sido el asunto de mayor interés.
Son misterios de la valoración subjetiva de las noticias y del interés con que la acogen sus anónimos destinatarios, pero el suspicaz patológico sospecha que la omisión fué premeditada.
La vigencia de las noticias es efímera, pero tan rancia es la revelación de la indiscreción de Esperanza Aguirre como la reforma del plan de pensiones, porque ambas se conocen desde el viernes.
Si lo primero seguía siendo noticia para la SER y lo segundo no es porque el mentado de madre de la Presidenta de la Comunidad de Madrid evidencia las trifulcas internas del Partido Popular y favorece a sus adversarios socialistas y el retraso de la edad de jubilación perjudica los intereses electorales de José Luis Rodríguez Zapatero y de su partido.
Cada cual defiende lo que es suyo y el Gobierno de Zapatero es de la SER y del Grupo Prisa. Solo a los insensatos se le ocurre tirar piedras contra su propio tejado.
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