Además de un anhelo tan inalcanzable como la felicidad, la democracia es un sistema de organización del Estado en que decide directamente el pueblo en asambleas, plebiscitos y referendos o, de forma indirecta, a través de representantes en los que delega la toma de decisiones.
El criterio de la mayoría, “los más” numerosos tras el cómputo de todas las opiniones expresadas libremente, prevalece sobre el de los discrepantes, que pueden o no quedar fraccionados en diferentes minorías.
En un sistema de democracia indirecta, como el español, los representantes de distintas minorías pueden sumar sus votos hasta prevalecer sobre la mayoría.
En la organización del Estado conocida por democracia son esenciales la garantía del derecho del ciudadano o de sus delegados para que expresen libremente su criterio y, como consecuencia, la formación de mayorías y menorías.
Es caracteristico de las Dictaduras la unanimidad de criterios pero hay dictadores que alardean de que la ausencia de discrepancia denota el más alto grado de democracia, el de la aceptación coincidente de la elección más adecuada.
Ejemplos no faltan para ilustrar ese peculiar sistema democrático, en el que la unanimidad desterró la imperfección democrática de mayorías y minorías: Lenin, Stalin, Mao, Castro, Hitler, o Mussolini son casos ilustrativos lejanos de ese respaldo unánime a sus dirigentes por parte de sus pueblos.
También se han dado casos en España del mismo fenómeno: el ya más lejano de Franco y el más cercano de Zapatero-Rubalcaba en la reunión que, por unanimidad, respaldó la propuesta del primero de ellos para que el segundo sea el candidato de su Partido a las próximas elecciones generales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario