jueves, 26 de mayo de 2011

RUBALCABA, A LA SOMBRA DE ZAPATERO

El ciprés puede alcanzar una altura de 20 metros y su sombra, cuando el sol poniente la proyecta sobre el suelo, es tenebrosamente alargada.
En los cementerios, la alargada sombra del ciprés presagia desventuras lóbregas a quien en ella busca cobijo.
Tan tétricas como la de José Luis Rodríguez Zapatero sobre la fortuna del candidato del PSOE a las elecciones generales, si lo hiciera a la sombra del todavía secretario general del partido.
Algunos socialistas prudentes lo saben y, como en un ritual de exorcismo preventivo, pretenden redimir al candidato de la sombra ominosa de Zapatero forzando su salida de la Secretaría General por la puerta franca de un Congreso.
Arduo empeño: tan vacunado como Satanás de exorcismos o Noé de borrascas aparentemente inofensivas, Zapatero lo está de trucos politiqueros.
Después de la estratégica retirada de la delfina Carme Chacón y casi difuminado el reto frontal de Pachi López, las primarias como solución del propio Zapatero para designar sucesor parecen garantizadas.
Queda, a 48 horas del desenlace del pleito, la solución Rubalcaba como única aparente de una competición por la sucesión sin contrincantes que la ennoblezcan.
¿Se atreverá el taimado Alfredo Pérez Rubalcaba a presentarse a las elecciones por el Partido Socialista como heredero, y tutelado por Zapatero desde la secretaría general del PSOE?
Si quiere convencer de que su proyecto difiere del que tan lealmente ha ayudado a Zapatero a protagonizar, todavía tiene tiempo: le basta con sumarse a quienes piden la celebración de un Congreso para que el Partido Socialista acuda a las urnas dirigido por un nuevo secretario general.
Si Rubalcaba pretende suceder a Zapatero en la Presidencia del Gobierno, sin haberlo desplazado antes de la Secretaría General del Partido, los electores tienen derecho a sospechar que, aunque voten otro nombre, seguirán votando la continuación de lo mismo.
Como la del ciprés del camposanto, la sombra de Zapatero es alargada y, por ahora, cobija a Rubalcaba.

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