jueves, 13 de octubre de 2011

DURAN LLEIDA, PALESTINOS, ANDALUCES Y LA LIBERTAD

Quienes nos habíamos resignado a admitir el triunfo del principio de igualdad sobre el de libertad detectamos síntomas que nos permiten confiar en que no se ha perdido todo todavía.
Son solo chisporroteos esporádicos aunque evidencian que la libertad, generadora de la diversidad individual, aún no ha sido apagada por la igualdad, empeñada en que todos los hombres sean modelos idénticos de un prototipo trucado.
Puede que lo que los optimistas consideremos indicios de algo en lo que confiamos sea solo el reflejo imaginado de un palmeral y no se concrete en el oasis deseado, pero la ilusión ayuda a seguir caminando.
Indicios recientes de que no todos somos iguales:
a) Israelíes y palestinos han acordado intercambiar prisioneros: mil y pico palestinos por un israelí.
b) Se ha organizado un alboroto tremebundo porque el político catalán Josep Antoni Duran Lleida ha dicho que los que cobran el PER en Andalucía se lo gastan en las tabernas.
Lo primero evidencia que un palestino es diferente de un israelí puesto que en una operación de intercambio ha quedado fijado que el valor de un palestino es menos de la milésima parte del de un israelí.
Lo que ha dicho Durán Lleida es igual o muy parecido a lo que sostienen en sus conversaciones desde hace años los propios andaluces.
Uno de los más conspicuos andaluces, Don Felipe González, a los pocos meses de enfrentarse a las responsabilidades de Presidente del Gobierno, enumeró la lucha contra el cobro fraudulento del paro en Andalucía y Extremadura como uno de los retos de su gobierno.
Eso debió ser en la primavera de 1984, en el Palacio de la Moncloa, durante la conversación con un grupo de directivos de la agencia efe –entre los que figuraba éste servidor de ustedes--que lo visitaban para hacerle entrega de una cosa absurda que se llamaba “Teletipo rojo”.
Son dos muestras de que la libertad no ha sucumbido todavía al imperio de la igualdad porque, si todos somos iguales, ¿por qué no se cambian mil palestinos por mil israelíes?.
Y, si en conversaciones entre ellos los andaluces admiten que lo del PER es un fraude, ¿por qué se irritan si eso mismo lo dice un no andaluz, aunque sea catalán?.

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