Comisiones Obreras y la Unión General de Trabajadores son las dos
principales empresas españolas en el sector de representación y manipulación de
los trabajadores.
Lo lógico sería que UGT y CCCO,
compitieran entre ellos para arrebatarle clientes a su rival. Al fin y al cabo,
venden el mismo servicio al mismo sector social, el de los asalariados.
Pero no es así, porque sus dos líderes
van de la mano, traman planes comunes como si no necesitaran encuadrar en cada
uno de los sindicatos el mayor número de afiliados, captados de la empresa
rival.
No pierden el tiempo disputándose
clientes porque, sin duda, ambos cuentan con una fuente de ingresos más segura
,rentables y prestigiosas: defender los intereses políticos de los partidos
socialista y comunista, llamado ahora izquierda unida.
Los dos sindicatos de la huelga y el
alboroto pagados han estado esta semana calentando motores para montar, por
encargo de sus clientes políticos, una huelga general para el 24 de Noviembre
contra el adversario común: el gobierno de España, formado por el Partido
Popular.
En uno de los ensayos de la huelga,
han movilizado a los estudiantes que, aunque todavía no son asalariados,
colaboran con el entusiasmo propio de su edad a armar jaleo.
Como la convocatoria de
manifestaciones y huelgas necesitaba un pretexto, buscaron uno que, aunque de
tentador gancho, sabían que es falso: la relación directa entre inversión
pública en educación y calidad de la enseñanza.
Lo cierto es que, según el
informe PISA de la OCDE ,
una mayor inversión en enseñanza tiene una influencia en la calidad educativa
nunca superior al diez por ciento.
Según el informe PISA sobre inversión
y calidad en la enseñanza, los países europeos miembros de la OCDE destinan a enseñanza
primaria, por término medio, 5.171 euros por alumno y año, España, 5.432.
Alemania 4.613, y Francia 5.025.
La calidad de la enseñanza española,
aunque supere la media que invierten los países europeos, solo supera en Europa
a la calidad educativa en Malta y Turquía.
Antonio Cabrales y Florentino
Felgueroso, destacados profesores universitarios españoles, expertos en
economía de la educación, coinciden con Andreas Schleicher, jefe de analistas
del programa PISA, en que “la relación de los fondos destinados a la enseñanza
con el rendimiento escolar es muy débil”.
Los factores más influyentes son,
además de la capacidad didáctica y el respeto a la autoridad del profesor,
premios y sanciones que estimulen el esfuerzo, la capacidad y el rendimiento de
los alumnos.
Esfuerzo, dedicación, capacidad y
respeto al maestro, tres principios de los que los sindicatos huyen como el
diablo del agua bendita.
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