Un plan estratégico sirve para acomodar el presente a las necesidades del futuro.
Un
plan estratégico turístico, por consiguiente, no trazaría un mapa de
establecimientos gastronómicos y de sitios dignos de ser visitados ahora. Para esa
información basta una menos pomposa oficina de turismo.
Lo que
el plan estratégico debería anticipar sobre el turismo es la clase de
establecimientos (hoteles, casas rurales, infraestructuras para autocaravanas,
etc) que demandará el turista del futuro
También
debería predecir si, para comer, el turista futuro demandará carnes, pescados,
frutas, verduras, asados, guisados o alimentos concentrados en píldoras.
¿Preferirá
el turista del futuro visitar entornos urbanos, rurales, fluviales, de riesgo,
deportivos o de placer?
¿Será
una prioridad para el turista del futuro el costo de sus vacaciones o el precio
será secundario y valorará sobre todo la calidad de los servicios?
Es
evidente que trazar una plan estratégico es más complicado que enumerar la
realidad actual porque lo primero es aventurarse a predecir el futuro, y lo
segundo reseñar el presente.
Si la
oprobiosa dictadura personal sustituida
por la dictadura burocrática de los partidos hubiera contado con un plan
estratégico idóneo, muchos sinsentidos actuales se hubieran evitado.
Por ejemplo:
Cuando en 1968 empezaron a llegar a los
cuatro poblados de colonización de Hornachuelos los primeros colonos, el futuro
ya era presente porque las distancias ya no se medían en kilómetros sino en el
tiempo que se tardaba en recorrerlas.
El
coche, hasta entonces aspiración de la fantasía española, empezaba ya a ser un
costoso problema de mantenimiento y estacionamiento.
Los poblados
de colonización, dotados de servicios básicos y de amplias y confortables
viviendas para los colonos, con cuadras
para las bestias de labor, ya nacieron obsoletas por culpa de los aperos mecánicos.
El coche,
que inexorablemente se apropió de las calzadas en ciudades, pueblos y aldeas
también acabó con la concepción utilitaria de que el colono viviera junto a su
parcela.
Si los
sabios de la dictadura hubieran sabido predecir el futuro, el de los poblados de
colonización hubiera sido otro error que no habrían cometido.
Porque
44 años después de que los primeros colonos llegaran a los pueblos de
colonización de Hornachuelos (Bembézar, Mesas de Guadalora, Céspedes y La Puebla de la Parrilla ), prefieren
ahora ir y volver a sus parcelas en automóvil, y vivir con sus familiares en
ciudades cercanas, con mejores servicios.
Para
evitar errores como el de los poblados de colonización sirven los planes estratégicos.
Para enumerar restaurantes y lugares dignos de ser visitados sobra un simple
folleto turístico.
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