Una
compañía que garantiza al automovilista librarlo del pago de las multas de
tráfico emitía, y no sé si sigue
emitiendo, un anuncio publicitario en la radio.
La condición para que el conductor se
beneficie de la oferta es pagar una cuota periódica a la compañía aseguradora.
Que se sepa, la empresa no recibe, al
contrario que otras aseguradoras como los sindicatos, subvenciones ni ayudas
del Estado.
¿Y qué es un sindicato, sino una compañía
aseguradora que garantiza asesorar, gestionar, negociar y pleitear con las
empresas para que cumplan las condiciones laborales pactadas con su asegurado?
Se dedican las dos a defender los intereses
de sus clientes, pero la que los libra de las multas solo cuenta con los
ingresos de las cuotas.
Las empresas sindicales, por el contrario,
ingresan más por subvenciones estatales que por cuotas de sus afiliados.
Los sindicatos, pues deben ser en España
algo más que una iguala para defender a un grupo especial de ciudadanos.
Lo lógico es que sean lo que, por su
actuación, parecen: fuerzas de choque de la izquierda para impedir que la
derecha llegue al poder y, si lo hace, que lo pierda cuanto antes.
La derecha, cuando gobierna, mantiene la
subvención a los sindicatos porque se avergüenza tanto del franquismo de origen
del que la culpan, que hasta les disgusta que la califiquen de derecha.
La derecha, acomplejada e ignorante, ignora
que su negación de las libertades obliga a catalogar el franquismo entre los
movimientos izquierdistas como el stalinismo, el hitlerismo o el fascismo,
todos cuales lucharon contra las democracias .
La izquierda tiene en su ideología el germen
de la dictadura porque aspira a que el Estado modele, dirija y controle a la
sociedad. La derecha, por el contrario, eleva por encima del del Estado el valor
del ciudadano, que es el que debe establecer los límites al Estado.
Esa, y no el fomento o rechazo a la
religión, al ejército, a la manera de vestir, a la tolerancia o rechazo de
costumbres novedosas o el ardor o tibieza frente al concepto de parria es lo
que diferencia a izquierdas y derechas.
Como los partidos de idea totalitaria que
los amparan, los sindicatos toleran la libertad sindical, siempre que una nueva
organización no amenace la supremacía de las dos más reconocidas.
Otro síntoma del totalitarismo sindical es
el término genérico con que abarcan a sus defendidos: los sindicatos, proclaman
sus dirigentes, “defienden a los trabajadores”, paguen cuota de afiliado o no,
quieran o no que los defiendan.
Porque,¿quién
va a saber mejor que los líderes sindicales desde sus despachos lo que interesa
a los trabajadores en el tajo?
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