martes, 10 de septiembre de 2013

SINDICATOS


 

Una compañía que garantiza al automovilista librarlo del pago de las multas de tráfico emitía, y no sé si  sigue emitiendo, un anuncio publicitario en la radio.  

   La condición para que el conductor se beneficie de la oferta es pagar una cuota periódica a la compañía aseguradora.

   Que se sepa, la empresa no recibe, al contrario que otras aseguradoras como los sindicatos, subvenciones ni ayudas del Estado.

   ¿Y qué es un sindicato, sino una compañía aseguradora que garantiza asesorar, gestionar, negociar y pleitear con las empresas para que cumplan las condiciones laborales pactadas con su asegurado?

   Se dedican las dos a defender los intereses de sus clientes, pero la que los libra de las multas solo cuenta con los ingresos de las cuotas.

   Las empresas sindicales, por el contrario, ingresan más por subvenciones estatales que por cuotas de sus afiliados.

    Los sindicatos, pues deben ser en España algo más que una iguala para defender a un grupo especial de ciudadanos.

    Lo lógico es que sean lo que, por su actuación, parecen: fuerzas de choque de la izquierda para impedir que la derecha llegue al poder y, si lo hace, que lo pierda cuanto antes.

   La derecha, cuando gobierna, mantiene la subvención a los sindicatos porque se avergüenza tanto del franquismo de origen del que la culpan, que hasta les disgusta que la califiquen de derecha.

    La derecha, acomplejada e ignorante, ignora que su negación de las libertades obliga a catalogar el franquismo entre los movimientos izquierdistas como el stalinismo, el hitlerismo o el fascismo, todos cuales lucharon contra las democracias .

   La izquierda tiene en su ideología el germen de la dictadura porque aspira a que el Estado modele, dirija y controle a la sociedad. La derecha, por el contrario, eleva por encima del del Estado el valor del ciudadano, que es el que debe establecer los límites al Estado.

   Esa, y no el fomento o rechazo a la religión, al ejército, a la manera de vestir, a la tolerancia o rechazo de costumbres novedosas o el ardor o tibieza frente al concepto de parria es lo que diferencia a izquierdas y derechas. 

   Como los partidos de idea totalitaria que los amparan, los sindicatos toleran la libertad sindical, siempre que una nueva organización no amenace la supremacía de las dos más reconocidas.

   Otro síntoma del totalitarismo sindical es el término genérico con que abarcan a sus defendidos: los sindicatos, proclaman sus dirigentes, “defienden a los trabajadores”, paguen cuota de afiliado o no, quieran o no que los defiendan.

    Porque,¿quién va a saber mejor que los líderes sindicales desde sus despachos lo que interesa a los trabajadores en el tajo?

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