lunes, 27 de octubre de 2014

DE LAS MUSAS AL TEATRO, DE LA POLITICA A LA CARCEL

   Ahora resulta que han metido en la cárcel por haber sido malo a Francisco Granados, que hasta hace nada daba doctrina en televisión para que la gente fuera buena y no mala.
Granados era, cuando  predicaba lo que no cumplía, un destacado dirigente del Partido Popular y de la Comunidad Autónoma de Madrid.
Pasan los políticos a la cárcel con la misma naturalidad con que los versos de Lope de Vega pasaban de las musas al teatro y esa progresión inevitable tiene una ventaja para los jueces: encarcelar a todo el que anuncie que aspira a un cargo electo.
Se evitaría así esperar a que cometan el delito al que están predestinados los que amenazan que quieren vivir de la política, pero  saldría perdiendo la sociedad porque tendría que pagarles alojamiento, comida, atención sanitaria y otras minucias a las que tienen derecho gratis los presos.
Se me ocurren dos remedios para éste mal, uno democrático, civilizado y respetuoso de los derechos humanos y, el otro, radical y una miajita fascista o comunista, que son la misma cosa llamada de distinta forma:
1.- Que los que vivan del cuento no lo hagan mediante elección democrática, sino por el procedimiento todavía más democrático del sorteo de su nombre entre todos los del censo, sin limitación de edad. (No puede hacer más tonterías un niño que muchos de los políticos electos que hemos padecido)

2.-Que  los que demuestren veleidades políticas sean llevados al Monte Taigeto de la cordillera de los Pentadáctilos y despeñados. Se conseguiría así librar a la población de parásitos, como los espartanos se libraron de débiles mentales y físicos entre su población. (Una especie de aborto por malformación comprobada en lugar del aborto legal actual por malformación sospechada).

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