El germen de
los actuales Estados Unidos fue el convencimiento de los más notables impulsores de la emancipación de las trece colonias inglesas
de América del Norte de que su destino era extenderse del Atlántico al Pacífico.
Tan
indiscutible como objetivo nacional se hizo esa voluntad expansiva que se dio a
conocer como “destino manifiesto”, el que no necesita justificación para
alcanzarlo.
Ya convertida
en potencia mundial desde que arrebató Cuba, Puerto Rico y Filipinas a España y
fue convocada como mediadora tras la guerra ruso-japonesa, el destino
manifiesto de Estados Unidos adquirió proporciones universales.
Lo invocó el
presidente Woodrow Wilson para justificar
la intervención directa de Estados Unidos en la primera guerra mundial
y, desde entonces, cañoneras y soldados americanos son despachados a cualquier
lugar del mundo donde los intereses norteamericano corran peligro.
Si esa
doctrina es buena y rentable para los Estados Unidos, el país mas belicoso de
los últimos siglos, también debería serlo para España, el país más pacifista
porque, desde hace cinco siglos, los españoles solo se han peleado entre ellos,
en guerras civiles.
Sabia decisión
porque en una guerra internacional los paises corren peligro de derrota, y en
las civiles siempre hay una parte del país que vence, aunque la otra pierda.
Como los
españoles están habituados a imitar en gustos, modas, comidas y modismos a los
Estados Unidos, deberían copiarles el fundamento filosófico que ha permitido su
preponderancia mundial: un destino idóneo que devuelva a España al rango de
primera potencia.
El
procedimiento a seguir sería:
1.-Encontrar a
dos o tres españoles nativos notables (si no los hubiera servirían nacionalizados)
que fijen un objetivo nacional con proyección
mundial para España.
2.-Imponer con
tozudez y por todos los medios, incluidos los bélicos, el sometimiento de todos
al cumplimiento de objetivos y plazos para la consecución final del objetivo nacional
español.
3.-Menospreciar
las acusaciones de fascistas de los españoles antiespañoles que acusarán de
fascista el destino manifiesto de España.
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