sábado, 18 de octubre de 2014

HOMENAJE A ORIOL JUNQUERAS



A los que se sometieron al sistemático lavado de cerebro franquista para que amaran por encima de todo a la Patria, la Religión y la Familia, el llanto de Oriol Junqueras ha debido retrotraerlos a los tiempos siempre felices de su cándida infancia.
El tartamudeo del esfuerzo por retener las lágrimas del independentista catalán evidenciaba a un político que, al contrario que a los demás de su pelaje, lo motiva algo más elevado que mangonear a sus semejantes.
Pero el llanto, como cualquier otra expresión sentimental que deje al descubierto que el hombre tiene alma, está mal visto en los españoles modernos.
Lo que ahora les importan por encima de todo es reclamar sus derechos, eludir sus deberes y ganar mientras más mejor con el menor esfuerzo posible.
Oriol Junqueras es un noble dinosaurio superviviente en esta fauna de híbridos de laboratorio fabricados para ganar cada vez más y fundir su individualidad con las del resto de una masa informe.
Todos iguales, con idéntico propósito vital utilitario y solo conscientes de su obligación de producir y consumir para que ese mundo alienado de sentimientos nobles no se contamine con deseos no rentables.
Por eso, porque no conciben que alguien pueda llorar porque se desvanece el romanticismo de su ideal, los pragmáticos neoespañoles se parten de risa.
Oriol Junquera me trajo a la memoria´, con su llanto por la Patria perdida, el noble sentimiento patriótico que a los niños españoles nos infundió el franquismo.

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