La televisión
nos está mostrando estos días imágenes del siglo XVIII que se están desarrollando
en los albores de éste siglo 21: la toma de posesión de concejales en los ayuntamientos
españoles.
Y es que los
concejales podemistas son un calco de aquellos sans-culottes que desplazaron de
la historia a los nobles que los antecedieron.
Era moda en
aquellos tiempos que los que habían mandado lucieran pantalones cortos y ceñidos,
de media caña, conocidos por culottes, mientras que los arribistas
revolucionarios seguían utilizando el pantalón largo y ancho tradicional.
Por eso
pasaron a la historia como los sans-culottes, los que no calzaban los
pantalones de nobles y burgueses.
La que liaron
los sans-culottes no hay que describirlo. Está en los escritos.
Y ahora no es
necesario detallar qué hacen, qué dicen y qué cabe esperar de los nuevos sans-culottes.
Está en la televisión.
Esta nueva
toma de La Bastilla por los remozados sans culottes, al apoderarse de las salas
capitulares de los ayuntamientos, santuarios básicos del poder agonizante, tiene
un objetivo final marcado: llevarse del Palacio de las Tullerías al Luis XVI
que detente el poder constituido para iniciar la era del poder nuevo.
Ahora no
decapitarán al depuesto porque estaría mal visto y su muerte solo será política,
pero lo que represente habrá pasado a la historia como lo que significó mandar
hasta entonces y lo que significará desde entonces.
Una nueva era,
que empezó el sábado pasado con la constitución de los nuevos gestores
municipales ha empezado. El tiempo dirá cuando y cómo terminará.
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