Lo ha dicho
amparado en su doble infalibilidad de Papa y de argentino, así que punto en
boca. No nos queda más que humillar la cerviz y pedir perdón,
Francisco, por
Papa y argentino, es doblemente sabio así que los bárbaros españoles tenemos
que disculparnos por las barbaridades que dice que nuestros antepasados
hicieron al conquistar América.
Los que no
tenemos en nuestro árbol genealógico a ningún antepasado que se expatriara para
civilizar, cristianizar e incorporar al mundo hasta entonces conocido a los
hasta entonces ignorados, somos los únicos que, como Pilatos, podemos lavarnos
las manos.
El Papa
Bergoglio no puede hacerlo porque antepasados suyos viajaron a América para
establecerse allí aunque no desde la cruel España sino desde la lírica Italia.
Mal se la jugó
la historia a España al haber sido españoles los primeros forasteros que
llegaron a América. La mala suerte nos privó de que hubieran sido los de allí
los que nos descubrieran, nos conquistaran y nos hubieran incorporado a su
superior civilización.
La fatalidad
también estuvo en contra de los españoles que fueron por allí. Si hubieran sido
menos fogosos, no habrían dejado mestizos, como no los dejaron los
conquistadores ingleses, que acabaron con los nativos y se aguantaron las
ganas, si es que las tuvieron, de cohabitar con
las nativas.
Pero las cosas
son como fueron y no como ahora les hubiera gustado a los infalibles por oficio
y pasaporte que hubieran sido.
Hay que señalar
como explicación y no disculpa de lo que dice el Papa que hicieron los españoles
en América, que si no sabían ni donde estaban, cómo iban a adivinar lo que allí
tenían por costumbre.
Intentaban
llegar a la India de las especias y se toparon con la India del mambo y, en vez
de respetar las guerras de las flores, el canibalismo y la esclavitud, acabaron
con esas folklóricas costumbres.
Y convirtieron
en súbditos de la jerarquía papal a los que estaban sometidos a la liberal
autoridad de los caciques nativos.
Cada uno en su
casa, y Dios en la de todos. Ni conquistas ni descubrimientos ni civilización
ni emigraciones.
El que tenga
curiosidad por saber lo que hay fuera de su país, que vaya de turista, con
visado en regla y acorazado con un buen fajo de divisas fuertes.
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