sábado, 11 de julio de 2015

LO DE EL PAPA Y AMERICA



Lo ha dicho amparado en su doble infalibilidad de Papa y de argentino, así que punto en boca. No nos queda más que humillar la cerviz y pedir perdón,
Francisco, por Papa y argentino, es doblemente sabio así que los bárbaros españoles tenemos que disculparnos por las barbaridades que dice que nuestros antepasados hicieron al conquistar América.
Los que no tenemos en nuestro árbol genealógico a ningún antepasado que se expatriara para civilizar, cristianizar e incorporar al mundo hasta entonces conocido a los hasta entonces ignorados, somos los únicos que, como Pilatos, podemos lavarnos las manos.
El Papa Bergoglio no puede hacerlo porque antepasados suyos viajaron a América para establecerse allí aunque no desde la cruel España sino desde la lírica Italia.
Mal se la jugó la historia a España al haber sido españoles los primeros forasteros que llegaron a América. La mala suerte nos privó de que hubieran sido los de allí los que nos descubrieran, nos conquistaran y nos hubieran incorporado a su superior civilización.
La fatalidad también estuvo en contra de los españoles que fueron por allí. Si hubieran sido menos fogosos, no habrían dejado mestizos, como no los dejaron los conquistadores ingleses, que acabaron con los nativos y se aguantaron las ganas, si es que las tuvieron, de cohabitar con  las nativas.
Pero las cosas son como fueron y no como ahora les hubiera gustado a los infalibles por oficio y pasaporte que hubieran sido.
Hay que señalar como explicación y no disculpa de lo que dice el Papa que hicieron los españoles en América, que si no sabían ni donde estaban, cómo iban a adivinar lo que allí tenían por costumbre.
Intentaban llegar a la India de las especias y se toparon con la India del mambo y, en vez de respetar las guerras de las flores, el canibalismo y la esclavitud, acabaron con esas folklóricas costumbres.
Y convirtieron en súbditos de la jerarquía papal a los que estaban sometidos a la liberal autoridad de los caciques nativos.
Cada uno en su casa, y Dios en la de todos. Ni conquistas ni descubrimientos ni civilización ni emigraciones.
El que tenga curiosidad por saber lo que hay fuera de su país, que vaya de turista, con visado en regla y acorazado con un buen fajo de divisas fuertes.

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