Eso de que “los
españoles son iguales ante la ley” parece muy bonito pero en realidad es de escaso
provecho porque ¿cuántas veces a lo largo de su vida tiene que comparecer ante un
juez un español normal?
La mayoría nunca.
Para beneficiarse
de ese tan encomiado logro constitucional, el ciudadano tendría que matar a unos
cuantos de sus semejantes, robar a otros tantos y mentarles la madre a los demás.
Demasiado trabajo
para amortizar un derecho de tan poco provecho.
O los constitucionalistas
del 78 avizoraban ya la sociedad de delincuentes a la que ha evolucionado la que
estaban forjando para ser regulada por
la constitución que elaboraban, o desconocían la naturaleza humana.
La gente, más que
quejarse por ser tratada peor que los privilegiados, aspira a gozar de los privilegios
que les permiten que los traten mejor.
¿Qué debería haber
establecido, pues, la Constitución?
a) que todos los
españoles tengan la misma estatura.
b) que todos los
españoles sean igual de simpáticos.
c) que todos bailen
con la misma gracia el boogui-boogui.
d) que todos los
españoles canten boleros con el mismo arrobo.
e) que todas las
españolas queden igual de arrobadas al oir un bolero.
Y así, y no
compareciendo ante un juez tan malencarado para unos y para otros, es como los españoles
seríamos felices.
Y el colmo de la
felicidad sería ganar el concurso “Mujeres y hombres y viceversa”
No hay comentarios:
Publicar un comentario