Este país del
vuelva usted mañana sigue siendo, para casi todo, como lo definió Larra.
Menos para
formar gobierrno, que a los españoles que escriben en los papeles y/o charlan
en radio-televisión, les parece que hay que hacer cuanto antes lo que, mientras
más tarde, será mejor.
Les ha dado
últimamnet por acuciar a los que los
leen o los oyen con la manía de que, como si fuera el aire vivificador, es
imposible seguir vivos sin gobierno.
¡Pobres
predicadores y desgraciados predicados!
Han olvidado
que el tiempo es un regalo que Dios hace al hombnre con prodigalidad y que el
hombre debe recibir administrándolo sin tacañería.
“In sá’Alláh”,
dicen los musulmanes como hasta la nefanda Ilustración invocaban los
cristianos, antes de que hiciera responsable al hombre de hacer lo que tendría
que ourrir solo cuando Dios decidiera que ocurriese.
Si en España
no hay gobierno nuevo, es porque Dios no quiere que lo haya y sus razones
tendrá:
a) Porque
Dios, que quiere lo mejor para sus criaturas—y los espalñoles lo son—sabe que
el futuro gobierno será peor que el actual.
b) Porque Dios
sabe que, en cuanto haya gobierno nuevo, los españoles se quejarán tanto o más
que del inexistente actual.
Y Dios, que es
más que el tiempo porque el tiempo es una fracción insignificante de la
eternidad divina, sabe que lo malo, mientras más tarde en ocurrir, será mejor.
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