domingo, 28 de febrero de 2016

RIVERA TRILLA EN LA ERA DE SANCHEZ

Si se le hubiera ocurrido meterse en política antes de que se inventaran las cosechadoras,  al cándido Albert Rivera le hubieran dicho:  ”en buen sitio has ido a poner la era,,.,”
Y es que la era tenía que ser un lugar de terreno firme, bien asentado y donde, resguardado de vientos huracanados, corriera una suave brisa para trillar la parva antes de aventarla para que el grano se separara de la granza.
El agricultor novato, como el político cándido, ara con esmero su parcela, siembra antes de las primeras lluvias, siega y hace gavillas cuando el grano de las espigas está en sazón.
Pero se le ocurre trillar en una hondonada donde el suelo se hunde y el aire, más escaso que en la luna, le impide que el trigo se separe de la paja.
Esfuerzo de todo un año perdido, ruina segura, esperanza de pagar a los proveedores evaporada.
Como le ha pasado a Albert Rivera: intentó y consiguió parecer político formal y moderado hasta que en mala hora se le ocurrió juntar sus cabras con las de un pastor desaprensivo, para el que todo el monte es orégano y hace lo que le dá la gana con las cabras propias y las ajenas.
Como hubiera dicho un amigo ya ido, el socialista Pedro Sánchez con el que Rivera juntó cabras en mala hora, es un “insolvente en ética”, un fulano que se queda con todo lo que apaña.
Se supone, aunque es mucho suponer, que lo de la reforma laboral de Rajoy, que Sanchez dice que ha acordado con Rivera derogar y que Rivera dice que no, el cándido promotor de Ciudadanos habrá comprobado que el socio que ha escogido es más falso que un euro de madera.

¿Habrá aprendido o no habrá aprendido? ¿Le dará otra oportunidad para que le tome el pelo, o esperara hasta que su cabeza quede tan calva como la mía? Chi lo sá, que dicen los italianos cuando quieren decir que el tiempo lo dirá.

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