Estos
demócratas de pacotilla se escandalizan porque el gobierno de Rajoy no quiere
rendir cuentas de su accion gubernamerntal al Congreso de Diputados que no lo
ha elegido.
¿Por qué
tendría que hacerlo?
¿Fue este
parlamento el que dio el visto bueno al programa gubernamental que Rajoy presentó
para que votaran a favor y lo autorizaran a gobernar?
En todas las
democracias parlamentarias, los diputados son delegados de los electores para
que, interpretando a su manera el mandado de las urnas, elijan al presidente
del gobierno y fiscalicen su actividad política.
Pero, ¿el
parlamento actual es el mismo que el que autorizó a Rajoy a gobernar?
Es evidente
que el de ahora se parece al que nombró Presidente del Gobierno a Mariano Rajoy
como una blasfemia a un padrenuestro.
¿Y tiene
Rajoy la culpa de que estos diputados lleven una eternidad sin ponerse de
acuerdo para echarlo y poner en su lugar a su propio Rajoy?
Como
observador imparcial y muerto de risa de este quilombo en que ha devenido ésta
casa de encuentros galantes sin encargada, propongo un conjunto de medidas para
salir del entuerto:
a) que se
anulen las elecciones de diciembre y sus resultados.
b) que no
vuelva a haber más elecciones en España porque, hasta ahora, los electos han
contentado a los electores sólo durante el primer cuarto de hora de sus
gobiernos.
c) que, como
sin elecciones no hay democracia y sin democracia los pueblos son un rebaño de
borregos, que las legislaturas duren lo que tarden los electos en hacerse
ricos.
d) que,
mientras tanto, y si tan imprescindible es que Rajoy dé cuenta al Congreso de
los Diputados, que queden en suspenso las actas de los de ahora y se reactiven
las de los de antes, los que autorizaron a gobernar a Rajoy.
Y en cuanto
le digan amén a Rajoy, como harán sin duda porque tenía mayoría absoluta, que
retornen al dolce far niente, al limbo al que los destinaron el 20 de
diciembre.
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