Ensucien su
cerebro los que se lo hayan dejado lavar por los que los han engañado con esa
insensatez de que todos los hombres somos iguales y que parece que les va la
vida en dividir a la humanidada masculinizándola o feminizándola.
Hay otro
ecuador mucho más evidente que el que separa a los chivos de las cabras y a de
hombres y mujeres: el de los que diferencia a los que piensan sin hacer de los que hacen sin pensar.
Pongamos un
ejemplo que aclare esa desigualdad: Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, que se ha
fijado como objetivo vital deshacer todo lo que Rajoy haya hecho.
Ojo: los
rajoys no necesitan para hacer lo que crean que deben hacer a sanchezes que
después lo deshagan pero, para los sánchezes, es imprescindible que algún rajoy
haya hecho previamente lo que después desharán.
Así que la
humanidad no se divide en ricos y pobres, hombres y mujeres, pobres y ricos.
El gran
elemento diferenciador, el ecuador que parte por la mitad a la humanidad como
separa el sur del norte en el planeta tierra, es el de los hombres-as de
acción y los hombres-as de opinión, el de los que hacen y los que piensan.
¿Necesitan los
que hacen a los que piensan?
Es evidente
que no o, por lo menos, tan poco como los autores literarios necesitan a los
crítícos literario,
Los autores pueden
seguir escribiendo sin críticos que los corrijan pero, ¿cómo se ganarían los
garbanzos los críticos literarios sin autores a los que criticar?
¿Y los
policías sin delincuentes?
¿Y los
confesores sin pecadores?
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