Lo que de
verdad distingue a los bichos del hombre, sobre todo si es español, es que los
primeros nunca dudan y los segundos siempre.
Si los
españoles fueran bichos, se evitarían este desasosiego en el que andan sumidos
desde que el pasado 20 de diciembre ratificaron en las elecciones su
característica distintiva: que solo a palos se pueden poner de acuerdo.
Así andan los
españoles en vísperas de que el resultado de unas nuevas elecciones permita lo
que las de hace cuatro meses no facilitaron: formar gobierno.
Como bicho que
duda, uno se plantea:
a) ¿Tan
necesario es que haya un gobierno que, inmediatamente después de haber jurado
el cargo comprobemos que tener gobierno es peor que no tenerlo?
b) ¿Necesitan
más los ciudadanos tener gobierno de lo que los gobiernos necesitan tener
ciudadanos?
c) Si los
gobiernos necesitan gobernar más que los ciudadanos tener quienes los gobiernen,
¿por qué se preocupan los ciudadanos más de la falta de gobierno que los que
quieren gobernar?
Si todos los
pueblos, menos lo belgas que son los leperos de Europa, se ponen de acuerdo
para tener gobierno, ¿por qué los españoles no lo consiguen?
En situaciones
de extrema incertidumbre como la que estamos sufriendo los españoles, y que
está`provocando cada vez más problemas de angustia, los hombres buenos debemos
acudir en auxilio de la República, y yo lo hago:
¿Por qué los
alemanes o italianos que suelen acordar situaciones todavia más difíciles que
la actual española, no votan por los españoles y negocian los resultados para
que, por fin, en España haya gobierno?
Al fin y al
cabo, españoles, alemanes e italianos somos todos europeos y todo quedaría en
casa.
Un gobierno
español electo por alemanes, indudablemente, no sería peor que si hubiera sido
electo por españoles.
Pues que decidan
por los españoles los extranjeros, ya que los españoles estamos acostumbrados
a que el gobierno decida por nosotros.
Tanta inquina
contra los españoles tienen los extranjeros como el gobierno español.
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