Hubo unos
tiempos en los que ·”ya vemos la luz al final del túnel” se generalizó como
sigue universalizándose todo lo que procede de los Estados Unidos.
Abusaban de
esa frase las administracioneds de Johnson y Nixon, para pedir paciencia a sus
votantes, que las acicataban para que se acabara lo de Vietnam.
Medio siglo
después, y gracias al resultado de las elecciones del 26 de Junio, los españoles ya pueden percibir la tenue
claridad precursora de la radiante luz que los deslumbrará el día gozoso en que
tengan un gobierno como debe ser: capaz de resolver los problemas rutinarios y
de aprobar leyes que originen tribulaciones futuras.
Asi que
paciencia y barajar, que no se ganó Zamora en una hora.
Pasemos un
verano plácido disfrutando de esa peculiar interpretacion que los españoles
hacen de la democracia: que los antagonistas políticos son tan malos como
buenos son sus propios partidarios.
Transcurrido el ya iniciado verano, y una vez vuelvan a acordar seguir en
desacuerdo los dirigentes partidarios, para el otoño se convocarán nuevas
elecciones y, entonces sí, ya se ratificará al PP como al partido con
facultades tan absolutas como su mayoría para fastidiar a propios y ajenos.
Los ingenuos
optimistas dicen que no hay mal que cien años dure y los escamados pesimistas
sostenemos que no hay felicidad que dure más que lo que durae el nirvana de un
orgasmo.
Para el otoño,
cuando al tercer aviso el toro del gobierno en funciones siga en el ruedo
vivito y corneanado, lo comprobaremos.
Sólo hay que
esperar unos meses para que el Partido Popular logre la mayoría absoluta que le
permita ensañarse con todos los españoles.
Mientras
tanto, paciencia y a disfrutar de la vida sin gobierno, en esta paradisíaca
Arcadia que es España cuando a los políticos les extraen los colmillos
legislativos.
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